martes, 29 de diciembre de 2009

Balance, listas y buenos propósitos

Estos tres conceptos ilustran la frenética actividad de la conciencia los últimos días de cada año. Un ejercicio de autocomplaciencia dirigido a significar lo que es insignificante, más aún si recurrimos al recurso de comparar nuestra vida con el grueso de la evolución humana. En esa inmodesta labor uno echa la vista atrás muy rápido, coge los puntos álgidos y los bajones pronunciados, los yuxtapone mentalmente y etiqueta el año como los vinos... bueno, con un léxico más pobre que el que aparece en las etiquetas de los vinos. 1999 fue el recopetín. 2002 fue un poco bajona. 2005 no estuvo mal...

Una cosa no muy diferente son las listas, de cualquier cosa. Simplificar 365 días en 12 cosas puede ser muy gratificante, pero también agotador. La densa fluidez de eventos, reacciones, sentimientos, sensaciones... reducidas a un esquema mental, profundamente evocador para uno, puede resultar insulso, críptico y desabrido para la gran mayoría. Tenía precisamente guardadas una lista para este blog sacada de la fuente inagotable de inspiración a la que recurro para la mayoría de chorradas que acaban apareciendo por aquí. La lista de los mejores videoclips del año. No está mal la lista. Hay también listas de las mejores fotografías (en 3 partes: aquí la 2 y aquí la 3), de los momentos más importantes, de las canciones que han marcado la peregrinación por el 2009 para algunos ilustres peregrinos. La elaboración de listas y dossieres varios resumiendo el año es de una utilidad impresionante para periódicos, revistas y programas informativos en una época especialmente débil en actualidad (porque los trabajadores pillan vacaciones y por esa regla no escrita que hace que en estas fechas las noticias pierdan virulencia, que hasta la mayoría de conflictos desaparecen de las pantallas, oiga).

Lo de los buenos propósitos es otro cantar. Entronca con la (estúpida) idea de redención. Para ser justos, a veces estos propósitos acaban cumpliéndose, pero hace falta mucho más que albergar un tenue deseo de cambio para lograr algo. Voluntad, tesón, trabajo... partes que solemos olvidar cuando nos afanamos en hacernos un poco mejor (al menos de puertas para afuera).

Al 2009 lo voy a etiquetar con un epíteto impreso en mayúsculas: DECEPCIÓN. Nada nuevo. Hace años que sé que la vida no es como nos la vendían de chicos. Que la injusticia es un patrimonio cultural irrenunciable para los que dictan las normas. Que la corrupción es un sistema institucionalizado en las sociedades modernas. Que términos como "compromiso", "valía", "formación", "empeño", "profesionalidad" son invisibles frente a realidades como "enchufe", "adulación" o "mentiras". Que nociones como "fantasía", "sueños" o "esperanzas" van perdiendo valor en nuestra vidas, mientras conceptos como "bienes", "sueldo", "posesiones" y demás ganan enteros y lo acaban magnificando todo, volviéndolo demasiado importante, tan importante que no admite ni siquiera bromas. Mea culpa, que siempre esperé mucho de casi todo y que siempre creí que casi todo puede tomarse a guasa.

Llegará 2010, la vida tomará (espero) giros insospechados, las aventuras se irán sucediendo y lo que ahora es gris mañana puede ser azul claro casi blanco. Llegará 2010 y se acabarán estos días de fiesta y la gente volverá a sus vidas y yo volveré a refugiarme en mi mundo interior y será el primer regalo de 2010. Por eso, quizá, siempre empiezo el año con esperanza, porque después de la tempestad llega la calma y es en la calma cuándo uno empieza a pensar con claridad.

¡¡¡Feliz 2010!!! (y ahorraos las mierdas positivistas porque sobran. Ya avisé de que a mí tanto comer, tanto beber y tanto dulce acaba por empacharme y sentarme mal) :-P

jueves, 24 de diciembre de 2009

Navidad

Echad la vista atrás. La Navidad es un anuncio de juguetes seguido de un "me lo pido", las luces de la calle, el ensayo de un villancico con tus compañeros de colegio, la bandeja de dulces, las panderetas del supercién, pedir el aguinaldo en el barrio con tu primo, el paquete de Winston del abuelo Benito, la sopa de mariscos de la abuela Ana, las serpentinas y los petardos en la puerta del colegio, el día de "fugada" (pellas, novillos...) del instituto con sus correspondientes cañas, los pajes de los reyes con aspecto siniestro por la calle reemplazados por papá noeles siniestros años después, los Christmas en clase de inglés, las llamadas de teléfono de los tíos de Madrid, las cartas a los reyes magos, las fotos de rigor con los compañeros de universidad justo después de los primerísimos parciales, las cañas con esos mismos compañeros, las cestas de navidad, las cenas de empresas y sus correspondientes líos de faldas, los propósitos de año nuevo, las listas recopilatorias de lo mejor del año, los árboles hiperrecargados, las bolsas de las manos de la gente por las calles, los belenes decadentes, la vuelta a casa, el echar de menos el hogar, los mensajes navideños a las/os exes, los chistes del portal de Belén, la sensación de que esto no va contigo, los banquetes, la bebida, el gasto, la gratitud, el remordimiento, la incertidumbre, el recuerdo, las alegrías y, ¿por qué no?, los buenos deseos.

Echad la vista atrás. La Navidad es ese fenómeno recurrente que cada año vuelve y que cada año nos atrapa aunque sigamos diciendo que odiamos estas fiestas.

Feliz Navidad a todos!!!

lunes, 21 de diciembre de 2009

jueves, 17 de diciembre de 2009

Fardar un viernes

Ayer estaba esperando el muñequito verde en un semáforo. Me fijé en la fila de coches que esperaban su luz verde. El primero de la fila, un coche gris repleto de chavales bordeando la veintena con su música a todo trapo. El coche era un seat ibiza nuevecito con varios extras (llantas, alerón, lunas, supongo que el loro... o eso me pareció porque para ser sincero mi interés por los coches termina en la definición "vehículo de cuatro ruedas que sirve para transportar";lo mismo no era ni un seat). Entonces me acordé del verano que me saqué el carné y daba vueltas con un amigo para practicar en el Ford Fiesta de 15 años que mi padre tenía. Como un automatismo, ha pasado por debajo de la imagen una frase publicitaria. El eslogan decía "esta juventud ya no valora las cosas como lo hacíamos nosotros". Me estoy haciendo viejo.

Pero hoy es viernes y quizá para desquitarme de esos pensamientos de jubilado justiciero o quizá para intentar demostrar a la juventud que cualquier música es mejor que la que los atestantes moradores del presunto seat tuneado festejaban a todo trapo esperando la señal para salir haciendo ruedas, voy a no caer en sentimentalismos y poner un grupo no tan viejo. No es que sea un experto en música novísima. Tampoco es que me interese estar al tanto de lo último que sale, pero de un tiempo a esta parte sí que me gusta escuchar, con algo de retraso, música al menos de la década. Un ejemplo, CSS, una banda salida de Río de Janeiro que tuvieron algún éxito incluso en los Estados Unidos y cuyo primer disco, del 2006, trascendió las fronteras de su país. Un ejemplo del trabajo Cansei de ser Sexy:



Lo que más me ha sorprendido del grupo sin embargo son sus directos. Tenía curiosidad por ver cómo esta banda era capaz de traducir el sonido tan meticulosamente postproducido en estudio al escenario. El resultado, a priori, no suena nada mal. Esta es su canción más conocida, que llegó a formar parte de un anuncio de ipod



Curiosidad, el título de esta canción depende de la censura del país en cuestión. Podéis encontrarla como "Music is my boyfriend" o "Music is my hot hot sex".

Pues esto es todo por hoy. Objeciones a comentarios. Feliz fin de semana.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Uso de la música

Cito un extracto del diario Público, de un artículo titulado "El pijama de rayas de Enric Marco":

"(...) en Shoah (Claude Lanzmann, 1985), documental con testimonios de víctimas y verdugos del exterminio, no suena una sola nota musical en sus nueve horas de metraje. Mientras que El niño con el pijama de rayas (Mark Herman, 2008) está repleto de crescendos orquestales que nos indican cuándo llorar"


Al leer esto me ha venido a la mente Amenábar. Recuerdo que en Mar adentro me revolvía en la butaca cada vez que se abría el grifo de la lágrima fácil, como si los perros del famoso experimento de Paulov estuvieran conmigo en la sala en lugar de espectadores, cada vez que sonaba un "crescendo orquestal". Cuando intento explicar a cualquiera por qué me pareció ésta una película poco honesta, me siento como Mulder hablando de extraterrestres pero sin pipas.

Pero Amenábar no es el único que recurre a la música para lograr un efecto que confunde al espectador. Cuando un director "capaz" hace eso en una película me siento como el cliente que ve a un dependiente de una reputada tienda vendiendo una burda imitación de un rólex como si fuera un rólex auténtico a una confiada señora mayor. Si lo vende un chino en la calle, no cuela; pero como es una tienda reputada... Y así funciona el mundo de las artes y del espectáculo: orondos "creadores" que tuvieron un acierto viven de las rentas sin trabajar demasiado.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Sí, me gustan, ¿y qué?

Aviso al lector: esta entrada puede herir la sensibilidad de determinados gustos musicales. Si vas de tolerante pero no admites que se metan con la música que escuchas, no leas este blog. En caso de duda, consulta a tu pariente/a, amigos/as sobre cuán capaz eres de aceptar críticas destructivas.

Leía en un blog hace unos días una curiosa reflexión de uno de esos (sospecho) viejos rockeros de veintimuchos / treintaypocos. Hablaba de cómo hoy en día presentadores de cierto canal musical made-in-spain en uno de esos programas de "tendencias" hacían chanzas continuas (izzy, si estás leyendo esto tápate los ojos) sobre los... Guns N' Roses. Decía el punk-rocker de pro que experimentaba un sentimiento de bullente ira al oír a los susodicho monigotes-abanderados de la música más actual haciendo este tipo de comentarios en una época en que, desgraciada o afortunadamente, la estética/estilo-musical que la estela de los Guns N' Roses dejó provoca, cuanto menos, risas. Dicho blogger (podéis leer aquí el post en su totalidad), quizá crecido por la banda sonora de su juventud, lanzaba posteriormente una serie de sentencias con las que se podrá comulgar o no, calificando a GN'R como, por ejemplo, "la última gran banda de rock aparecida sobre la tierra". Asunto espinoso y amenazante éste, como las pistolas y las rosas de los "gunners" como él los llama en el blog (esa acepción, por cierto, no la conocía; pensé que gunners hacía alusión a los jugadores y seguidores del Arsenal).



Y digo que parte de razón no le falta porque cuando individuos autoproclamados abanderados de "X" tendencias están entrevistando a la última banda clon que hace música popera/indie que suena a la fotocopia de la fotocopia de la fotocopia del sonido resultante de amalgamar grupos que van desde los Beatles a Radiohead pasando por la Velvet Underground o Pulp por citar algunos es, cuanto menos, irónico. Te podrán gustar los Guns N' Roses o no. Podrás hacer bromitas con tus gafitas de pasta y tus corbatas fashion en entrevistas a niños con flequillos alisados sobre lo anticuado del look de los herederos de Axl, Slash, Stradlin' (el real, no su alter ego habitual de este blog), McKagan, Adler o cualquiera de los miembros de posteriores formaciones de los guns. Podrás, en definitiva, hacerte el "cool" renegando de anteriores épocas quizá menos ominosas que la actual en la música- que todo está por ver - pero, querido amigo, eso no quita que en su día Guns N' Roses llenaran estadio tras estadio, cosa que seguro los entrevistados de turno no harán ni siquiera tocando en hora punta de cualquier macrofestival.

Hecha la introducción, confieso: a mí me gustan los Guns N' Roses. Me gustan tanto que los detesto profundamente. Los detesto por no haber sabido gestionar la fama, por haberse excedido barroquizando sus temas hasta el punto de destrozarlos, por haberse preocupado más de posar que de hacer rock n' roll y, sobretodo, porque los niñatos gafapastas de hoy los valoren por la forma en que vestían en lugar de por la forma en que sonaban en directo. A esos ignorantes jovenzuelos no los culpo. A los Guns hace tiempo que les quité el sello de mito por inmerecedores. Aún así me gustan los Guns porque, pese a quién pese, esos tíos pasaron por la historia de la música haciendo ruido y eso es lo importante cuando uno pretende ser una banda de hard rock. Sobretodo me gusta la dualidad Rose / Slash, una relación bipolar con mucho paralelismo entre la de Keith / Jagger en los Stones. Un "súmmum" de dos caras del que siempre elijo la cruz.



No obstante Slash relumbró en los Guns y Slash está siempre en todas las listas que tanto gustan a algunos de los mejores 50 guitarristas de todos los tiempos. Eso algo tendrá que contar. Lo mismo que algo tendrá que contar que al menos dos temas de Guns N' Roses estén en el imaginario colectivo mundial hasta el punto de sonar en una emisora, en un local, en los acordes de alguna guitarra principiante, en el un mp3 o en algún Guitar Hero en alguna parte del planeta cada hora. Hablo de Sweet Child O' Mine, todo un himno generacional, y Welcome to the Jungle. Pero es que además estos tíos tienen un tema en una película de un tal James Cameron llamada Terminator 2. Eso también debería valer algo, digo yo. Slash ha colaborado con artistas de la talla de Michael Jackson, Brian May, Bob Dylan, Iggy Pop, Marta Sánchez, Ray Charles, Paulina Rubio, Puff Duddy o Spinal Tap entre otros. ¿Cuántos músicos pueden presentar esas credenciales? Démosle algo de crédito al chico entonces.



Y es que al margen de las escenitas de Axl Rose, de la literatura sobrevaluante y también desprestigiante que circula a día de hoy sobre GN'R y, sobretodo, al margen de que, honestamente, siga partiéndome el brazo tratando de convencer a mi buen amigo Izzy-Stradlin'-de-pega sobre la naturaleza real de ídolos de barro de esta banda incapaz de hacer un álbum entero en condiciones pese al enorme talento que atesoraban, solo por la presencia de Slash en el grupo, ese personaje que ha trascendido a la carne para convertirse en un personaje virtual del Guitar Hero 3: Heroes of Rock, Guns N' Roses merecen algo de respeto. Dicho lo cual solo queda despedirme. Feliz fin de semana y a ultimar las compras que en nada llegan las navidades a jodernos la economía.

martes, 8 de diciembre de 2009

La última cena

Antes de nada, no se alarmen, no me crucifican ni nada. Me refiero a la última cena de temporada prenavideña, la última que tuve con los amigos de Plasencia, la "familia" de éstos (hasta tuvimos una embarazadísima novia que sale de fechas a finales de mes). Allí había amigos de la preadolescencia (decir de la infancia sería mentir, a uno de los núcleos duros del grupo los conocí con 13 años, al resto, con 16 ó 17 ya) y posteriores añadidos. ¿Saben aquel dicho que dice que a los amigos se les elige mientras que a los padres, hermanos y demás no? Incorrecto. A algunos amigos no se les elige, van con el cupo completo.

Uno de los más selectos y caros restaurantes de la ciudad (el Chamizo) para unas 30 personas. Menú pactado que salió por taitantos euros, delicioso añadiré, consistente en entremeses fríos y calientes y un segundo a elegir de la carta, postre, café y digestivo(s). Una ganga. Comenzamos a comer a eso de las 15:30 y la cosa se alargó hasta las 18:30. Alrededor, los 5 ó 6 con los que más trato, por afinidad o carácter. De añadidos, alguno que me hizo recordar por qué en un tiempo un trío que yo me sé se escindió de aquello. Uno acabó perdido para siempre en una relación que, a tenor de los informes, evolucionará en matrimonio el primer trimestre de 2010. El otro de la tríada anda por ahí, sobretodo coincidimos en el ciberespacio, hemos reducido los encuentros reales progresivamente desde que en el 2006 la vida nos llevara por derroteros diferentes. A veces echo de menos un tiempo en que nos veíamos muchos sábados. El tercero, evidentemente, era yo mismo.

Pues bien, la comida transcurrió sin incidentes, hablando con los de siempre y manteniendo contactos ocasionales con los que hacía tiempo que no veía. "¿Qué tal? ¿Por dónde andas?". Ya sabéis cómo va el tema. Con "los de siempre" me refiero a esos amiguetes que durante los últimos años veía al menos una vez al semestre y que desde que volví a Plasencia he estado viendo cada poco. Los de siempre son esos tipos con los que sigo teniendo disparidad de gustos y prioridades, diferencias que el tiempo ha ido limando hasta que han dejado de ser insalvables. De hecho sé perfectamente que alguno de estos "de siempre" con los que me rodeo los últimos tiempos piensan igual que yo del resto.

Después de comer nos tomamos unas copas aquí y allá y la cosa se desmadró. Otra vez más fue uno de esos de los de siempre, pero uno de los que siempre daban la nota y, por lo visto, la siguen dando. El incidente transcurrió sin más, salvo el detalle de que, como antaño, los que dieron la cara fueron otros, no el de siempre. Vamos, él acabó desapareciendo.

Y es que uno es ya demasiado viejo para cambiar de amigos, pero a veces dan ganas. Y si sigo yendo a cosas de estas (aunque este ha sido el primer año que me han avisado) es por costumbre, por cariño, por nostalgia o qué sé yo. Supongo que lo hago por esa gente con la que sí me apetece pasar tiempo, aunque a veces no compense lo más mínimo. (Y ya sabes a qué me refiero, Mr. Redon) ;)

viernes, 4 de diciembre de 2009

De los padrinos del grunge (y otras curiosidades)

A finales de los 80, los Pixies y Dinosaur Jr. fueron responsables de que el entonces llamado Rock Alternativo recibiera sobredosis guitarreras. El segundo, vehículo conductor de las inquietudes de Mascis, fue uno de los engranajes primitivos sobre los que se montó la maquinaria del denominado grunge. Una vez Nirvana se alzó a la categoría de abanderado del movimiento, Dinosaur Jr. adoptó un status de grupo de culto más o menos prestigioso, pero nunca avanzó desde esa posición.



Pero si grupos como Dinosaur Jr., los Pixies o Sonic Youth pusieron las vías al grunge, Mudhoney fue el grupo que puso en marcha la maquinaria. Entre otros hitos, Mark Arm y Steve Turner cuentan con el honor de haber compartido en Green River banda con dos de los integrantes de una de las cabeceras del grunge: los señores Stone Grossard y Jeff Ament, fundadores de Pearl Jam.



Es a Mark Arm a quién se le atribuye el uso del término "Grunge" por primera vez para referirse a este "sonido Seattle", como también se le llamó. Otras influencias directas en este movimiento incluyen el trabajo de Alice Cooper, Black Sabbath, Led Zeppelin, Red Kross... pero yo me quedo con Neil Young y Crazy Horse. El canadiense, nombrado oficialmente padrino del Grunge tras una colaboración con Pearl Jam no acreditada por problemas con las discográficas - hablo de Mirrorball, un disco bastante flojo en la discografía del sexagenario músico, por cierto, aunque a años luz de las peores producciones del prolífico Young - influenció con el uso habitual de guitarras distorsionadas y con sus letras impregnadas de subjetivismo. Un ejemplo de esa influencia, quizá a modo de homenaje, se encuentra en el disco Every good boy deserves fudge de Mudhoney, la primera canción Broken hands comienza con el punteo a medio camino de riff ensuciado que Young usó para terminar la primera canción del sensacional disco Everybody knows this is nowhere, esto es, en Cinnamon Girl.

Por último citar dos escuchas: The Cosmic egg the Wolfmother y Them Crooked Vultures de la superbanda formada por Grohl - Homme - Jones. El segundo trabajo de Wolfmother, en la línea del primero aunque con cierta evolución que tira aún más hacia el barroquismo. Para mi gusto las 16 canciones se hacen excesivas y pesadas y echo en falta algún tema más matador como el corte Appel tree del disco debut que se usó para el anuncio de Ipod. También es cierto que la segunda escucha se hizo menos indigesta que la primera. Them Crooked Vultures por su parte es una delicia que recuerda a trozos a la última etapa de Led Zep y que camina por la cuerda floja de las genialidades que brotan sin ningún afán recaudatorio. Podrá gustar o no (a mí me chifla aunque siendo fan incondicional de Led Zep y QUOTSA y fan a secas de todo lo que Grohl toca, mi opinión no debería de contar mucho) pero desde luego no desmerece al virtuosismo de sus intérpretes.

martes, 1 de diciembre de 2009

Operación Pituki 2009 o la búsqueda del amor

La verdad es que dejar en manos de una ficticia operación la siempre difícil (para mí) tarea de encontrar pareja denota la madurez típica de un niño de doce años. Pero si la cosa se enmarca en su contexto, quizá logréis exonerarme. Los coautores materiales de esta simpática puesta en marcha no fueron otros que Lui Miguel S. B. y el sujero que suele firmar estas entradas. Todo comenzó en un pasado cada vez más lejano, en una tele de cuyo nombre no quiero acordarme y seguramente influenciado por algún tipo de embriagador licor, preferiblemente vodka o ron que es lo que me ha dado por beber últimamente. El señor S. y yo mismo, en una de tantas charlas animadas al calor de un vaso, comprobamos como uno a uno los compañeros solteros del bujío donde currábamos iban abandonando su soltería. Haciendo repaso de los buenos viejos tiempos en los que tanto él como yo teníamos "pituki" (nomenclatura del señor S. para definir a una compañera sentimental y, por extensión, toda mujer susceptible de serlo) convenimos en poner en marcha un dispositivo a lo DGT con el singular nombre arriba descrito.

La operación Pituki 2009 se puso en marcha allá por marzo de ese mismo año y hasta ahora ha logrado unos resultados paupérrimos. A lo largo de ese tiempo, cada intento por rasgar en la burbuja insondable de cada candidata al puesto de pituki de honor ha dado con nulos resultados. Y no porque no lo haya intentando. A veces matando moscas a cañonazos y otras intentando derribar elefantes con guisantes y una cerbatana. En cualquier caso achacable a una falta de práctica, un exceso de ansiedad y una escasez absoluta de la más mínima motivación. Me explico: tampoco es que haya encontrado una candidata perfecta. Y es que, sin caer en odiosas comparaciones, hace tiempo que no me llega ningún perfil atrayente de esos que me hagan desplegar todos los cazatalentos para acabar por poner en nómina a tal o cual empleada.



No voy a mentir. Alguna ha habido que me ha llevado, por lo menos, a sentir curiosidad. La penúltima, una chica de esas que sólo necesitan 5 minutos para dejarte masticando su nombre como lo haría un rumiante manojo de hierba. Es solo que dada la cambiante naturaleza del bardo vagamundos, es complicado coincidir con tal o cual mitológico ser. Cuando te has acostumbrado a un ecosistema ya estás preparando el hatillo para ir a otro. Eso solo puede solucionarse reduciendo drásticamente los plazos de conquista, lo que redunda en un aumento del estrés y la ansiedad que disminuyen, a su vez, el grado de efectividad.

¿Y por qué cuento esta mierda aquí? ¿Estoy usando el blog como una llamada desesperada en forma de "busco pareja"? No - y aunque fuera cierto, sería una tesis que jamás admitiría ni pública ni privadamente. Más bien es un ejercicio de memoria selectiva, un auto de fe jónico-jocoso para ahuyentar los fantasmas de una mísera existencia donde los pilares de la felicidad - a saber, salud, dinero y amor - se ven reducidos a una columna monocigótica que amenaza con venirse abajo el día menos pensado.

El 31 de Diciembre se acaba el plazo de esta operación. Queda, por tanto, un mes para presentar un balance de resultados y ahora surge la duda: ¿Quemamos las últimas naves con la primera sonrisa de grandes tetas que nos cruce una mirada en cualquier ámbito cotidiano o, simplemente, damos el ejercicio por perdido y a lo equipo de fórmula 1 empezamos a diseñar la estrategia para el año entrante? Seguiremos decidiendo.