Hace unas semanas cuando vi por primera vez este anuncio de Coca-cola me tuve que quitar el sombrero ante tamaña argucia de tergiversación. Pensé "¿Y ahora cómo convences tú de que la Coca-cola es mala?". Ya lo dicen algunos con sorna, muchos de los creativos publicitarios deberían estar entre rejas. No añadiré que de dónde vengo académicamente, supongo que por cohabitación del espacio, una de las cosas que aprendes es a desconfiar de esos tipos publicistas que van (o iban), como mínimo, en traje y corbata a la universidad.
Esa desconfianza, en algunos profesores - supongo que periodistas fracasados o renegados, una mala combinación - alcanzaba las cotas de auténtico rencor: "Los publicistas tienen la mente más sucia que muchos pornógrafos, y además son todos cocainómanos". Sirva esta perla, proferida por un catedrático ante unas ciento treinta personas en una clase cualquiera érase una vez en la facultad de Ciencias de la Información de la UCM para ilustrar lo que digo. El caso es que el anuncio, pese a las connotaciones, es, simplemente, genial. Supongo que por eso algún particular con dotes de creativo (o un creativo publicitario renegado, quinta columna de la decencia) ha elaborado este cotraanuncio:
Aunque no tenga el mismo impacto ni la misma difusión que el original (a ver cuánto tarda Coca-Cola en hacerlo desaparecer de youtube), el mensaje llegará a los que tiene que llegar. Magia de la comunicación persuasiva.
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