viernes, 29 de enero de 2010

Viernes revisionado

Larga historia que viola el protocolo de ¿Y ahora qué? que dice que los viernes se habla de música y, a ser posible, de forma ligerita. Aún así hago mención al revisionado de los Cedés que me quedan por la habitación. Son los restos de un expolio recolectado por diversos factores. En medio del recuento y catalogación, he revisitado algunos discos de NIN (o lo que es lo mismo, de Trent Reznor). Destaco hoy el EP Broken que tantas visitas al legendario Madrid Rock me costó hasta hacerme con él. Estaba en primero de carrera, en pleno apogeo de la fiebre naininchiniana que me dió, metal industrial que aderezaba con las aportaciones del Asane de entonces (Tool, Deftones, Fear Factory, Coal Chamber...) y mis gustos de antes (Led Zep, Pink Floyd, Deep Purple, Guns N' Roses, Pearl Jam...). Recuerdo que la idea de un E.P. llamado "Broken" y partido por la mitad por culpa de cortes de pocos segundos de duración en blanco me pareció tan brillante como engorrosa. Entonces no había MP3 y escucharlo en el Disc-man para ir a la facul era un coñazo. Además tenías que pasar 97 cortes (o jugártela con el shuffle) para escuchar esta joyita:



Por cierto, las imágenes pertenecen al vídeo del tema de los White Stripes I just don't know what to do with myself. Un apaño muy logrado que mejora, a mi juicio, el vídeo; y eso que la autora dice que lo ha hecho con el windows movie maker, a lo casero.

De bonus track y como sé que habéis sido buenos, aquí os dejo a Jack White sacando humo de su guitarra en un concierto para VH1. Si tipos como Izzy (que hace tiempo que no se prodiga, por cierto) tras ver este vídeo siguen sosteniendo que ya no hay grupos que hagan rock n' roll... tendré que montar mi propio grupo como argumento.



Viernes guitarrero, porque la vida puede ser maravillosa... ¡Feliz fin de semana a todos!

Ps. Fallo con el programador de entradas. Debería haber aparecido mañana a las 9:30. No sé el porqué, pero se ha publicado automáticamente. Lo digo para aquellos que hayan pensado que no sé en qué día vivo...

miércoles, 27 de enero de 2010

Hoy

Porque "me brota", pongo esto. Fue escrito hace ya muchos meses sin ningún tipo de objetivo. Espero sepan perdonar el salto lógico del manojo de temas habituales. La razón de que lo suba es porque el pobre se aburre de estar metidito en un cajón (en este caso, en una carpeta de una carpeta de una carpeta de un disco duro externo). Si tienen mejores cosas que hacer, simplemente pasen por encima sin hacer ruido.



Hoy he vuelto a escribir,
como aquel que un día fumó
tras haberlo rechazado, sin remedio.

Hoy he vuelto a escribir,
azotado por vestigios
de un ayer que se me asoma sin deseo.

Hoy el eco de tu voz,
despertada tras el tiempo,
crepitaba desde un trémulo reencuentro.

Hoy el eco de tu voz
repicaba en mi conciencia
con martillo de pasados y paseos.

Hoy mi boca despertaba
lacerada por alcohol,
con el puro punto a ron que había en tus besos.

Hoy mi boca despertaba
sabedora de que ya
nunca más saber a ti podrá. Por eso.

Hoy el sol burlón brillaba,
impaciente por borrar
con caricias cegadoras de progreso.

Hoy el sol burlón brillaba
conociendo que su esencia
no inundaba de amapolas mis excesos. 

Hoy juré por Tyr que anoche
solo fue un esfuerzo más
de olvidar los ciegos buenos tiempos viejos.

Hoy juré por Tyr que anoche,
lejos de capitular,
me bebí una noche más,
mis deseos por hacer de ti mi almuerzo.

(Jose A. Huertas)

martes, 26 de enero de 2010

Oportunidad perdida

Me he levantado con dos antojos: escuchar Led Zeppelin (que ahora mismo suena, tengo puesto el disco Houses of the Holy mientras dejo que las palabras se deslicen por mis dedos hasta llegar mediante ciencia infusa a materializarse en la pantalla) y escribir sobre el programa 21 Días justo después de su "controvertido" (y aquí uso comillas para enfatizar la ironía de la expresión) "reportaje" sobre el porno. Vayamos por partes.

En primer lugar, 21 días de Samantha Villar suena sospechosamente a remake ibérico del sensacional 30 Days de Morgan Spurlock (tuve ocasión de ver dos o tres reportajes del celebérrimo director de Super size me durante mi estancia en Canadá y es un programa bastante recomendable). Las primeras propuestas de Samantha Villar me atrayeron y he de reconocer que las seguí con verdadero deleite, siendo consciente en todo momento del marcado carácter sesgado y personalista que la periodista imponía a cada personaje. Con más o menos acierto, Villar ha ido "fusilando" temas que suelen figurar entre el elenco de problemas que, en teoría, preocupa a nuestra sociedad. Mientras programas como Callejeros venden un supuesto objetivismo que no es tal, Villar estampa en cada reportaje su rostro, sus reflexiones en voz alta y sus acuosos accesos de culpabilidad.


Por alguna conversación mantenida con compañeros del gremio, la figura de Samantha Villar suscita sentimientos contrapuestos. En un principio se alabó su labor para luego criticarla amargamente por el marcado carácter sensacionalista de sus enfoques y, sobretodo, por la supuesta participación con la consiguiente grabación de un robo dentro del programa, amén de acusaciones de manipulación en sus reportajes. Llegado este punto he de aclarar que cuando un grupo de periodistas critican la labor de otro profesional suele haber un componente de celos, rencor e impotencia tan grande que es conveniente tamizar los argumentos esgrimidos, aunque se compartan. Los periodistas somos mercenarios, perros de presa a los que se nos cortan las orejas y el rabo antes de poder ejercer. Los periodistas somos gladiadores mutilados que no dudamos en descuartizar a cualquiera para deleite de los pudientes que nos pagan la comida. Por supuesto, ningún periodista reconocerá esto y me tildará de amargado. No le faltará razón...

Decía que, pese a las críticas que a menudo se acercan demasiado a la verdad, a mí Samantha y su programa me provocan cierto morbo. La Villar (me) da (mucho) morbo, ella lo sabe y lo explota de mejor o peor forma en cada reportaje. En el último de ellos, de forma escandalosa. "Porque no es lo mismo vivirlo que contarlo (...)" la reportera catalana de 34 años vendió un supuesto affaire con el porno que culminaría con su plena participación en una escena. Reclamo suficiente para sacarse cierta la parte y esperar pacientemente el desenlace de las tres semanas (en un decir que, me temo, en algún hogar se reprodujo literalmente). A lo largo de los 21 días la Villar convivió con personalidades del porno patrio como Dunia Montenegro, Nacho Allende "Torbe", Totó García o Max Cortés.

Evidentemente la Villar no se involucró activamente practicando sexo con profesionales, al menos no delante de la cámara... Algo que era de prever. El reportaje finalizaba con la grabación como cámara/directora de una escena porno. Samantha perdió la oportunidad de darle una vuelta de tuerca mayor a su fama como periodista-cobaya, los fans perdieron la oportunidad de contemplar los encantos naturales que acompañan esos profundos ojos oceáno-pacífico, pero sobretodo, la Villar perdió la oportunidad de convertir un reportaje repleto de manidos y estereotipados lugares comunes en un reportaje digno con un enfoque diferente.



¿Por qué digo esto? Fácil. Salvo un gesto mínimo con Max Cortés, Samantha Villar fue incapaz de hacer aflorar la parte humana de ninguno de los "personajes" de su vodeville pornográfico, en ningún momento trascendió la superficialidad que se le presupone al medio y resolvió un mundo complejo lleno de claroscuros con la serie de consabidas presuposiciones que Samantha suele proferir autograbándose cámara en mano en modo nocturno.

Por todo ello, como particular interesado en la industria del porno más allá de generador de contenidos masturbatorios, quedé profundamente decepcionado. Tras haber visto programas como Porno Valley o Webdreams (reality-documentales que siguen la vida de trabajadores del porno de California y Canadá respectivamente), el último 21 días no cubrió ni el 10% de mis expectativas.

lunes, 25 de enero de 2010

Campaña brutal

A estas alturas quién más quién menos habrá oído hablar de la línea que Adidas y Star Wars han lanzado este mes. Un invento más para quedarse con los cuartos de los más frikis y exclusivos "mileuristas" y demás. Si aún no os habíais enterado, qué mejor modo que con un bonito anuncio que incluye caras conocidas.



Es que es oír las notas de la marcha imperial y ponérseme la piel de pollo, que dirían aquellos. Llámenme consumista, pero con anuncios como éstos, da gusto gastarse los cuartos, oiga.

viernes, 22 de enero de 2010

Friday with women

Hasta hace bien poco era un misógino musical, lo reconozco. Entre la música que escuchaba, salvo mi icono sexual inconfesable (Björk) y Janis Joplin, el resto estaba poblado de vozarrones masculinos y alguna vocecilla de abuela constipada (que diría aquel) como Neil Young (que por cierto, ahora que lo pienso, decir que Neil Young tiene voz de mujer mayor y alabar los vocalistas de AC/DC o Guns N' Roses, que parecen gatos en plena castración... en fin) pero que no dejaba de pertenecer a un hombre como es Neil Young. Es cierto que Elastica tenía su aquel cuando Blur y Oasis empezaban a sonar por aquí, pero definitivamente no estaba entre mis preferidos. Últimamente la cosa ha cambiado. En mis gustos se ha instalado la igualdad real, nada de discriminación, ni positiva ni negativa. Desde Meg White a Lovefoxx pasando por Joss Stone o Isobel Campbell, mis gustos últimamente destilan sensibilidad femenina. En esa pléyade de bellezas vocales, Alison "VV" Mosshart tiene un lugar privilegiado en mi corazón:



Lo que yo daría por compartir el micro así con ella... Y es que lo tengo decidido, mi pituky - ver operación pituky para más información - tiene que venir con guitarra bajo el brazo, o, en su defecto, bajo, batería o teclado. Si es tan estilosa y alternata como Mosshart, mejor que mejor.



Podéis escuchar a Alison en bandas como Discount, The Kills y The Dead Weather, pero no olvidéis que es mía y sólo mía. Tampoco olvidéis dejar cualquier ocurrencia en comentarios ni pasar un feliz fin de semana. ^_^

lunes, 18 de enero de 2010

Haití

Como a casi la gran mayoría de las personas, la catástrofe de Haití me ha impactado. Desde la semana pasada llevo dándole vueltas al coco y analizando cada segmento de información que recibo sobre la situación de este país caribeño. Intento ser muy selectivo con la información que manejo y evito todo lo posible exponerme a la información desde el medio televisión, salvo alguna aparición de personas que, en mi modesta opinión, tienen bastante que aportar. Podría decirse que trato de mantenerme aséptico en esta vorágine hipercargada informativamente que llama a todo menos a mantenerse frío. Es un nefasto incidente de magnitudes sobrehumanas, con múltiples factores a tener en cuenta que no siempre se tratan a la hora de informar del asunto. Intentaré en este post trasmitiros algunas de las inquietudes que tengo sobre el terremoto, las víctimas, la respuesta humanitaria y, sobretodo, el tratamiento de los medios y las reacciones del público.

HAITÍ. LA ÚLTIMA CATÁSTROFE QUE COLMÓ EL VASO

Era en un programa de A3 y lo decía un ex corresponsal de la Agencia EFE en el país caribeño. El terremoto que ha desolado medio Haití es solo la última y mayor de la serie de desgracias que han asolado este territorio. El periodista, secundado por cooperantes internacionales que asistían al debate para aportar un matiz poliédrico que ayudara a entender el contexto de la desgracia, hablaba de huracanes y tormentas tropicales con un terrible impacto por causas como la tremenda deforestación. Como trasfondo constante la pobreza. Un panorama desolador después del terremoto que algunos asistentes a dicho debate no mejoraban demasiado en la época "pre-catástrofe". Haití es el país más pobre del hemisferio occidental y más del 80% de la población vivía en la más absoluta pobreza. Haití ha sido un país asolado por conflictos buena parte de las últimas décadas y dejado de la mano de las grandes potencias durante buena parte de su historia. Solo la presencia de varias ONGs y de los cascos azules ha constituido durante mucho tiempo el único interés del mundo desarrollado hacia este país. Hasta hace cosa de un par de semanas menos del 30 por ciento de la población española era capaz de ubicar Haití en un mapa. Preocupa el hecho de que tenga que morir tanta gente para que, de repente, a todos nos crezcan los cargos de conciencia con respecto a Haití.

OPORTUNIDADES Y OPORTUNISMOS

En la misma tertulia del espacio matutino que escuché esas afirmaciones tan acertadas, compartían espacio, como he dicho, el periodista ex corresponsal y algunos cooperantes que conocían la realidad del país de primera mano. Mientras veía el debate y complementaba las primeras informaciones que había tenido de la catástrofe a través de Twitter, pensaba en el papelón que tanto el corresponsal como sobre todo los cooperantes tenían que desempeñar en el plató. Por supuesto que estamos hablando de uno de esos espacios magazine donde tiene cabida absolutamente de todo. Un espacio donde ahora hablan de Haití y media hora después están hablando de Jesulín y la Campa. Me imagino a estos señores que se han estado partiendo el brazo por mejorar la realidad de un país sin tener absolutamente el menor eco ni la menor repercusión mediática, invitados a un espacio para ofrecer su parecer y contextualizar el desastre ante un desastre de esas características. Desde el punto de vista comunicativo, es una situación extraña. Por un lado hay una conductora tratando de caminar sobre el fino hilo que se alza ante el abismo de lo políticamente correcto que marcan las circunstancias; ante la atenta mirada de unos profesionales que en demasiadas ocasiones tienen una noción dulceamarga de los medios de comunicación.

Por otro lado están los cooperantes deben aprovechar el espacio para significarse, porque por desgracia la labor de estas ONGs muchas veces depende también de nociones como el voluntariado o las donaciones, que llegan a través de la notoriedad y publicidad. El mundo de las ONGs en los medios es conflictivo: es muy fácil ganarse mala fama pero cuesta años labrar una imagen favorable en los medios. Oportunidades como la prestada por el magazine no surgen todos los días y aunque fastidia que a uno le llamen solo en esas circunstancias hay que estar presente y dar la cara.

La presencia constante en los medios de los últimos días es una oportunidad para remover conciencias, conseguir voluntarios, implicar profesionales y equipos y conseguir donaciones de cualquier índole para preparar ayuda humanitaria, fletar aviones y poner en marcha infraestructuras que ayuden primero a salvar vidas y luego a cicatrizar las heridas que un impacto como el terremoto ha producido en una sociedad frágil de salud como la haitiana. Son las citadas oportunidades que se contraponen a los oportunismos. A río revuelto, ganancia de pescadores.

Un ejercicio humanitario muy saludable consiste en poner un canal de televisión estos días en la sobremesa para presenciar los safaris guiados por la derruida Puerto Príncipe. Me pregunto qué sentido tiene que Pedro Piqueras (por ejemplo) se persone en el aeropuerto donde el último contingente de ayuda española está desembarcando. Me pregunto qué aporta el enésimo reportaje de la Sexta a bordo de un jeep mostrándonos instantáneas de gente peleándose por las cajas lanzadas por los helicópteros de los EE.UU. o de Cascos azules dispersando a la multitud para que no se agolpe. En definitiva me pregunto en qué ayuda a las víctimas de Haití que la vicepresidenta Fernández de la Vega haga una visita para presenciar en helicóptero lo que todos ya estamos viendo a través de la televisión. ¿Obedece a una necesidad real, pretende satisfacer la dosis de morbo que como espectadores demandamos a través de un hábil ejercicio de programación mental similar al desarrollo de una adicción o, simplemente, es necesario tanto despliegue "personalista" de políticos y reporteros para remover las conciencias y mover a las masas a la solidaridad? Como periodista al que las circunstancias le impiden ejercer - al menos de forma profesional -, siempre he creído que hay otra forma de informar menos americanizada y más objetiva. Lo de los políticos apuntándose tantos va con la profesión.

Por cierto, mención especial a la primera reacción de algunos países colindantes, que cerraron sus fronteras para evitar problemas. Algún cooperante de hecho citaba el problema de las migraciones, porque en Haití donde había poco no ha quedado nada. Un fenómeno curioso eso de los éxodos demográficos masivos y las medidas "humanitarias" de muchos gobierno: como el hacinamiento en campos de refugiados que ven prorrogada su situación sine die. ¿Qué cara pondríamos los españoles si a los latinoamericanos, magrebíes, subsaharianos y bálticos se añaden ahora inmigrantes haitianos? ¿Harían una excepción, por ejemplo, en el censo de Vic con un contingente de inmigrantes ilegales haitianos?

REACCIONES EN LA POBLACIÓN

Como síntoma positivo está el apoyo del conjunto de la población mediante donaciones masivas, anónimas y solidarias. Personalmente me gustaría que la gente no diera dinero a ciegas y diera un paso más interesándose por la labor de la ONGD de turno. No es que desconfíe, al contrario, de la labor de estas incansables organizaciones. Solo creo que el acto mecánico de lavar conciencias puede ir un poquito más allá.

Otro hecho que me ha parecido insólito es la labor informativa de los llamados medios de comunicación social. Las plataformas digitales como Facebook o twitter se han convertido en los verdaderos medios de comunicación real y efectiva en las primeras horas de la catástrofe y han servido para poner en marcha campañas para aportar recursos necesarios. Una utilidad para los que dudaban de la eficacia de estos instrumentos.

REFLEXIÓN

El terremoto de Haití impacta. Las imágenes sobrecogen y empequeñecen el alma. La labor incansable de bomberos, sanitarios y demás emociona. La situación de las víctimas desorientadas conmueve. La actitud o el enfoque de ciertos colectivos (medios de comunicación, políticos, algunos organismos internacionales) asquea e indigna, pero sobre todo recuerda a esos buitres que sobrevuelan para lanzarse sobre la carroña con ávido interés para luego abandonar los huesos a su suerte. Desgraciadamente con Haití pasará igual. Cuando la novedad pase de moda, los medios abandonarán el escenario del caos y se irán a otra cosa. El público se olvidará de las víctimas con la conciencia tranquila porque ya donaron sus 5, 10, 20, 1000 euros y los cooperantes seguirán luchando por dignificar la vida de un país sin los ecos de notoriedad ya que otorgan las grandes desgracias amplificadas a todos los hogares. En cuanto a los políticos, seguirán en el poder o se recolocarán con un sueldo aún mayor que del que gozaban en el foro público; siempre eludiendo su parte de culpa en que el mundo sea tan injusto y tan desproporcionado...

Pero como venía a decir una amiga mía el otro día, la vida es así, las injusticias existen y no podemos hacer nada (¿será verdad o hay que apuntarle un tanto a la maquinaria propagandísticas de la postmodernidad?). Un ejemplo aquí, donde lo único que he hecho es despacharme en una larga parrafada que probablemente no acabe por leer nadie.

Ingenioso

Es lunes, así que no la vayamos a liar. Ganas hay. A medio gestar hay una entrada que no sé si al final verá la luz, pero que está en estado embrionario y con un embarazo bastante complicado ya en sus inicios. Pero es lunes, vamos a empezar con algo ligerito. Un anuncio de la compañía RWE de energía alemana y que me ha molado bastante.



¿Qué diferencia hay entre este anuncio y cualquiera de los que las empresas de energía tienen en marcha en nuestro país? Un pequeño detalle: el uso de una idea ingeniosa. Llevamos años escuchando que la publicidad de este país es buena. Habría que matizar con un "según pa qué". La teléfonía, por ejemplo, me parece un nicho donde la creatividad parece agotada. El campo de las compaías energéticas, también (toda vez que Gas Natural ha optado por repetir el formato del anuncio del año pasado). Entre ver aerogeneradores, presas, gente con mallas haciendo una pirámide humana y demás chorradas, al final se pierde el elemento emocional que une una marca con sus potenciales usuarios/consumidores en un ejercicio grandilocuente pero futil. Metes un gigante/mascota/metáfora/imagen corporativa y como que funciona mejor... ¿o no?

viernes, 15 de enero de 2010

Viernes a lo peli sin manta

Bueno, en realidad si quieren ponerse la manta que lo hagan... pero no van por ahí los tiros. Me explico. Esta tarde vamos a ver en casa una peli tres o cuatro amigos. Más que una treta pa pillar cacho (de ahí lo de la peli y la manta) se trata de compartir una peli que he visto y que ellas no han visto. Como cuando en Toronto les puse a maese y al señor Cid El Gran Lebowski, porque me parecía un delito que no la hubieran visto aún. Esta vez la cinta evangélica que les voy a poner es Olvídate de mí (o The eternal sunshine of the spotless mind, porque hay títulos que no se deberían traducir). La música de hoy sale directamente de la banda sonora:



Sin más añadidos, feliz fin de semana.

jueves, 14 de enero de 2010

"Esto no es el Vietnam, aquí hay reglas"

... le espetaba Walter Sobchak a Smokey con una pipa en la mano al tiempo que le encomendaba a apuntarse un cero. Hablo de un momento álgido del jodido Gran Lebowski (una de mis pelis preferidas), momento inspirador que dan ganas de reproducir muchas veces en muchas ocasiones. Ayer mismo salí de la txetcueva para ir a correos a enviar unos documentos super-secretos. De vuelta a casa prometí a la doña pasar por el super y comprar el pan. A las 12 una jornada lluviosa el supermercado Día de Sor Valentina Mirón (el único Día en la tierra que conozco donde las cajeras no son bordes) puede ser un lugar concurrido. Allí estábamos todos guardando una línea en la única caja abierta cuando llegó una nueva cajera con las palabras mágicas: "Vayan pasando por esta caja". Dejé al tipo que iba delante mío para que se convirtiera en el primero de la nueva cola y le seguí con parsimonio pensando que sería el segundo - él llevaba cuatro artículos y además lo conocía de vista, de cuando regentaba unos recreativos donde mis amigos y yo nos pasamos media adolescencia incluidas algunas tardes de tercero de la Escuela de Idiomas, cuando una tal Inma nos tiró en el primer parcial y decidimos que era tontería ir a clase. De repente y rápida como el rayo, una mujer se coló entre medias y pasó a ocupar la segunda posición. Sorprendentemente esta vez no se trataba de una señora de la tercera edad. No. La advenediza pertenecía al colectivo genérico "inmigrantes" y concretando un poco más "latinoamericano" (y aquí es cuando este post empieza a bordear el racismo, así que habrá que andar con pies de plomo).



Cuando vivía en Toronto, en el planta inferior de nuestra oficina había una compañía de importaciones monstruosa llamada The Food Company. Gracias al tratado de libre comercio y a los diferentes acuerdos económicos que Canadá tiene suscritos con países de centroamérica, en esa planta trabajaban (y supongo que siguen trabajando) muchos hispanohablantes. Una trabajadora de la citada compañía, originaria de la República Dominicana, nos tenía fichados a mi compañero JC y a mí y siempre que nos veía nos soltaba la chapa sobre que nuestros antepasados habían ido a latinoamérica a esquilmar los recursos y bla, bla. A la tipa no le faltaba razón, supongo, pero coño, que bastante tiene uno con lo suyo como para cargar, encima, con lo de sus antepasados que, para colmo, seguro que eran los primos hermanos de los suyos. Sin entrar a valorar la parte de culpa que los distintos gobiernos alejados ya del colonialismo español y su particular forma de entender el gobierno (esto es, llenándose los bolsillos) tienen en la situación actual de muchos países de latinoamérica, cada vez que veía a la mujer esa me mordía la lengua por respeto y educación; además la vieja solo lo hacía por joder, sin acritud de por medio, lo cual representa un fin muy loable.

Esa imagen que acabo de describir saltó ayer en mi cabeza mientras contemplaba como la tipa me usurpaba el segundo puesto en la nueva cola merced a una supervelocidad quizá desarrollada gracias a las virtudes del mestizaje. Al mismo tiempo, mi Walter Sobchak personal se aparecía en el hombro y me increpaba para que dijera algo a esa "pobre mujer". Las palabras que Walter dictaba a mi conciencia eran las siguientes: "Estos INMIGRANTES no paran de decirnos que cuando fuimos allá masacramos a los indígenas de las tierras, les robamos sus riquezas... ¿Les echamos nosotros en cara que ellos vienen a nuestro país para colarse en nuestras narices?". En lugar de saltar, saqué al pacifista que llevo dentro, conté los artículos que llevaba la "pobre mujer" y me callé la boca. Total, no tenía prisa.

"Nota.- Walter, no puedes hacer eso. Esos tíos son como yo, son pacifistas. Smokey fue objetor de conciencia.
Walter.- ¿Sabes, Nota? A mi también me tentó el pacifismo. No en Vietnam, por supuesto.
Nota.- Y además, Smokey tiene problemas mentales.
Walter.- Quieres decir... ¿aparte del pacifismo? No sabía yo eso"

miércoles, 13 de enero de 2010

Malditos sueños rebeldes

Llevo una temporada con el sueño cambiado. Me despierto a deshora (4, 5, 6 de la mañana) y no soy capaz de reconciliarme con la almohada. En esta tormentosa relación de los últimos tiempos, a veces la almohada me acuchilla con delgadas pesadillas o ensoñaciones traicioneras, como hace un par de días. Eran las 6 y me desperté de sopetón, abrazado a la ingrata almohada y con una extraña sensación de vacío. En el fino velo que separa el sueño de la realidad tuve la certeza de que alguien faltaba en la cama. Me sentí como un amante entregado que despierta con la cálida necesidad de encontrarse con unos ojos, con el tenue perfume de un cabello ondulado, con el cómplice diapasón de una respiración ajena y relajante... y que por el contrario se topa con las huellas de una presencia convertida en ausencia apreciable por las caprichosas dobleces de la sábana. La mayoría de los días no recuerdo lo que he soñado, pero eso no impide que me autoexpulse de la cama, apremiado por un absurdo deseo de "hacer algo" (mandar curriculums, crear discursos incoherentes con los que decorar este blog, leer la prensa cada día con más desdén y, por supuesto, seguir tramando un plan de escape viable).

Últimamente coincido con Asane en el msn y comentamos la actualidad a lo desayuno informativo. Muchas veces a uno le tienta comentar esa misma actualidad por aquí, pero luego se plantea la utilidad de eso y sale que no merece la pena. No, no merece la pena hablar de política o de deportes o de conflictos internacionales. Cualquier otro lugar de internet ofrecerá siempre un análisis más preciso o una opinión más completa que la que yo pueda ofrecer. Una opinión a medio forjar es lo último que la blogosfera necesita, que la sociedad necesita. Bastante opinadores indocumentados hay por el mundo para que otro más lo haga. No se engañen, siempre he tenido vocación de opinador profesional, pero es que hay tanta competencia: redes sociales, foros, blogs, comunidades de usuarios... Si a ello le añadimos que los medios de comunicación ya no informan, opinan (desde el caso más claro de Iñaki Gabilondo hasta cualquier otro informativo más "objetivo"). En la sobremesa de mi casa mis padres y mi hermana también opinan. Todo el mundo opina sobre todas las cosas, la mayoría de las veces sin tener ni puta idea y a nadie parece importarle. Este razonamiento debería darme libertad absoluta para usar el blog como tribuna de opinión particular (de hecho, es lo que estoy haciendo ahora mismo) pero me da terror pánico el opinar por opinar sobre temas serios. Incurable miedo al ridículo lo llaman.

Ahora solo espero que la cabrona de mi almohada no lea mi blog a hurtadillas mientras abandono el ordenador para ir, por ejemplo, al baño. Solo la posibilidad de tener una pesadilla en la que me veo obligado a opinar sobre las causas de la pobreza extrema en Haití o el sueldo de los controladores aéreos es motivo suficiente para sacarle a uno de la cama a las 5 de la mañana; un golpe aún más bajo que traer a la memoria exes superadas mediante imágenes oníricas... Si al menos me diera por salir a correr, pero ni por esas.

domingo, 10 de enero de 2010

Miscelánea dominical

On the beach de Neil Young suena como hilo de cohesión de mis pensamientos. Un disco bastante acorde con el panorama: calefacción y luces acogedoras para ver a través de la ventana como caen los copos. Lo sé, cuando más del 60% del país está nevado, no impresiona demasiado. En 28 años de militancia placentina, he visto nevar en el terruño 3 ó 4 veces. La primera tendría como 5 años. Recuerdo que mi tío Felipe me sacó al páramo que por aquel entonces rodeaba la Data... recuerdo vagamente mis guantes rojos aferrando un puñado de nieve sobre un pastizal impoluto. Hoy esa zona ya no existe, es una de los frentes más activos de la expansión de la ciudad. A falta de problemas de espacio el "parqué inmoviliario" empezó a gestar unifamiliares y así la ciudad se ensanchó hasta provocar expresiones de los visitantes del tipo: "Pero es un pueblo muy grande"...

El hilo a veces se escapa de la aguja. Decía que está nevando en Plasencia, un hecho infrecuente dentro de las escasas probabilidades reales de que nieve en el 60% del conjunto del territorio nacional. Un hecho extraño que algunos ven extraordinario y otros solo el inicio de una serie de nevadas anuales cada vez más frecuentes con eso del cambio climático. Yo me abstengo. Todavía no tengo un juicio claro al respecto. Hay literatura suficiente a favor y en contra como para declararse en duda. En un tiempo en que parece que es delito no opinar sobre cualquier cosa, me declaro insolvente en aquellos temas en los que carezco de información suficiente para emitir un parecer.

Que nieve en Plasencia es casi tan extraño como que el atleti gane de goleada esta temporada. No es que me importe demasiado. Soy del atleti como parte de un intrincado conjunto de rasgos definitorios que me acerquen al ideal del antihéroe. Supongo que no lo he conseguido. Lo que sí he conseguido es una especie de ritual-tradición que me arrastra al televisor cuando el atlético de Madrid juega. No me gusta el fútbol, pero veo partidos del atleti. Quizá porque el atleti en sí mismo es el antiequipo de la antiliga del antifútbol. Ayer que ganó, no lo ví.

En definitiva, un finde atípico, sin la llamada habitual de uno de los colegas invitándome a unirme a la frascachela sabática (deduzco que no salieron o que hicieron un plan alternativo y fascinante, esos planes en los que siempre se olvidan de incluirme, como lo de irse a Nueva York por cuatro perras). Un finde para hibernar y contemporizar y ver pelis a mansalva. En fin.

viernes, 8 de enero de 2010

Punto de vista diferente

Generalmente el espacio del viernes está destinado a grupos consagrados con canciones más o menos conocidas. Las menos se cuela algún grupo menos mayoritario, por puro azar. Lo de hoy, creo, es un hecho insólito. Su nombre es "Homeless Mustard" (algo así como "Mostaza, el sin techo"), un indigente de una gran urbe norteamericana que pasó a la fama internáutica por cosas como ésta.



La verdad es que pocas veces esta canción me había conmovido tanto... Otro ejemplo del trabajo de Mustard, que alejado del abrigo de la industria musical se ha ganado la vida a golpe de guitarra.



Si os da por googlear el nombre, comprobaréis que no soy más que el último de los que amplifica el éxito de este bardo anónimo callejero cosechado en internet, quizá gracias al capricho burlesco de los conductores de un programa radiofónico empeñados en demostrar que las raíces de la música se hayan alejadas de lo que las grandes compañías nos venden.

Feliz fin de semana.

jueves, 7 de enero de 2010

"Remaques"

Tras mucho tiempo queriendo verla, ayer por fin disfruté de la película Rebobine, por favor de Michel Gondry, director también de Olvídate de mí. Como casi siempre que uno ve una película de estas características mucho después de su estreno, llegaba a ella "contaminado" por comentarios de todo tipo. Aún así he de confesar que disfruté bastante. Con un Jack Black bastante contenido (y van ya dos veces que Gondry domestica delante de la pantalla a un intérprete dado a la sobreactuación y el histrionismo, como ya hiciera con Jim Carrey en Olvídate de mí) y el sorprendente papel de Danny Glover (que en la retina siempre quedará grabado como el sargento Murtaugh de Arma letal) son solo dos de los detallitos que la película ofrece. Una historia intrascendente en un escenario irrelevante muy cerca al lugar dónde se supone que todo pasa (Nueva York), con situaciones y diálogos rayando lo surrealista y un final de esos que apelan al sentimentalismo peliculiano (y permítaseme el palabro). Además si uno ha crecido desarrollando un cariño especial por el cine de los ochenta, los remakes que los protagonistas se sacan de la manga provocarán más de una sonrisa. Y es que, en mi opinión, Michel Gondry hace películas para evocadores. Creo que incluso voy a arriesgarme a ver La ciencia de los sueños, rodada en francia, donde los imperativos comerciales son algo más relajados que los que impone el siempre conservador público americano, y con Gael Garcí Bernal como protagonista, que lo mismo te hace una peli en español que una en inglés que una en francés...



Y hablando de remakes, tras visionar la noche de reyes casi la totalidad de la quinta temporada de la serie/videoblog primero para Internet y luego ya en televisión, Qué Vida Más Triste, os pongo una de las minisagas más delirantes. Un remake a medio camino entre Cuéntame y Regreso al futuro:



Y aquí el desenlace:



Por cierto, releo la entrada del 1 de noviembre de 2006 en mi anterior blog y compruebo cómo alguien al final acabó comprando la idea para ponerlo por televisión y cómo el conjunto de chorradas que puse entonces lo suscribo ahora.

Ps. Y a mí que el Borja me sigue recordando a ese amigo mío de toda la vida que compartió piso conmigo y con Asane en Madrid una temporada... :D

lunes, 4 de enero de 2010

Fábulas becarias de princesas, principes, bardos y dijins

Visto el fluido diálogo entre la señá Tremo y yo mismo en que este blog se ha convertido de un tiempo a esta parte, merced al - quiero pensar - mudo feedback de sus millones de lectores, voy a dedicarle una historia de fábula a la sita Tremo. Espero que le guste.

"Érase una vez que se era un nutrido grupos de becarios esparcidos por el mundo y dejados de la mano de todos los dioses. En el grupo había gente tan variopinta como el becario bardo del sur de las lejanas tierras de los Osos, Castores y Arces; la becaria djinn de dentro del espejo del país de los zuecos y los tulipanes; las becarias cuasi gemelas del lejano oriente, el escriba becario de los fados, el becario Ghenki del sol naciente o la becaria guerrillera de la Selva y la Samba. También estaba la princesa becaria del falso cubaneo y el príncipe chulopercas de las orillas del Támesis, un auténtico playboy capaz de enviar un mensaje comunal lleno de amor y prosperidad escrito con esa encriptación que solo los borrachos conocen en su ebria lucidez a la cuadrilla virtual dispersa por los mundos, pero unida por una realidad en abstracto tan ecuánime como variopinta en su real desarrollo. Jamás la reflexión del erudito animal en la granja de Orwell fue tan válida. Y es que en al granja de los animales, como en la vida becarial, todos los animales son iguales aunque unos son más iguales que otros.

Aún así la hermandad y el buen rollismo entre todos era patente. A través de largos emilios comunales, unos y otros se contaban las alegrías y las tristezas varias de la condena que habían firmado, los más, para los siguientes dos años (dulce condena habrá quién dirá). Los mensajes en comandita fueron creando fuentes de simpatía que desembocaron en afluentes bidireccionales tête-a-tête. En esos emilios personalizados surgieron amistades más o menos perecederas. Las palabras, que formaban frases, que formaban párrafos, que formaban narraciones enteras, servían para escudriñar y dar forma a los sueños y las voluntades de los emisores/emisarios al otro lado de la red.

De este modo la niña del espejo del país de los zuecos convino en malhadar al bardo habitante del país de los castores una vez enterada de su procedencia, lo mismo que el bardo leía las cuitas de la triste princesa maltratada por los hombres que llegaron del este pero no-tan-al-este-como-para-ser-oriente o la guerrillera samboira lanzaba mensajes en la botella acá y allá para hacerse escuchar en un difícil infierno del puesto de trabajo para adentro... Así la vida trascurrió llena de variopintas aventuras y mail a mail los unos se las fueron narrando a los otros.

Los dos años acabaron, los becarios fuéronse uno a uno a sus casas de origen (salvo en contados casos) y la vida becaria acabó siendo un recuerdo más nebuloso conforme el tiempo fue pasando... Años después el bardo becario recibió noticias del inminente enlace entre el playboy de las orillas del Támesis y la princesita de la falsa Cuba y no se sorprendió lo más mínimo. Y no lo hizo porque en su parco entendimiento comprendió que de entre todos los animales de la granja, aquellos dos eran, en esencia, los más parecidos entre sí".

Fin

domingo, 3 de enero de 2010

Superviviente

Desde el frente de la indiferencia, en pleno conflicto navideño, hacemos señales de humo para alertar de un hecho diferencial: la supervivencia. Este acto connatural al ser vivo se torna especialmente difícil en estas fechas tan señaladas. A la sobredosis de bebidas espirituosas y comidas ricas en azúcares y grasas se añade la elevada tasa de hipocresía en sangre. Las navidades nos vuelven hipócritas, a los que la siguen por creer que los buenos propósitos son cosa de dos semanas (tres en el caso de España). A los que reniegan de ella por jugar el papel de extraterrestres de un sistema del que son parte y del que participan, si no estas dos semanas, sí el resto del año. Desmarcarse de unas fiestas por tacharlas de consumistas viviendo y formando parte de una sociedad capitalista es tan dolorosamente incoherente como irse de vacaciones a la India mochila en mano para conocer la pobreza. Si sirve para aliviar la conciencia a algunos, bienvenido sea.

Como el que más, soy un hipócrita. Un hipócrita que reniega de las navidades pero que, por un remedo de culpa, cede ligeramente a unas cañas, a llamar a los amigos... Concesiones que a la postre desgarran la personalidad en una interesante aunque esperada crisis de identidad. Aquel que se jacta de coherencia a menudo topa con un callejón sin salida en el laberinto de la incoherencia humana.

El analgésico, Eels. He estado escuchando este - ¿grupo? ¿proyecto personal arropado? - constantemente. Los días que me apetecía zambullirme en pleno mar de espíritu social navideño y también los días de reclusión en el bastión/monasterio de mi habitación, centro de operaciones de no sé muy bien aún qué. Aquí, agazapado, con Eel como banda sonora cuasi-predominante, he logrado aguantar los asedios incipientes de la lotería de Navidad, de las cañas nochebueneras, de las felicitaciones en las postrimerías del 2009 y las tímidas embestidas renovadas del flamante 2010. Tan agradecido estoy a Eel que le dedicaré una entrada musical uno de estos viernes, más adelante, cuando casi nadie se lo espere.

Como concesiones notables, una cena de nochebuena manteniendo el tipo, un cotillón de Nochevieja que pedía un toque de retirada desde antes que comenzara y, sobretodo, unas cañas con familia cosanguínea cada vez más endeble. Por menos de nada se han concedido medallas seguro. Y ahora uno duda entre seguir resistiendo o cambiar la posición. Es complejo elaborar una estrategia, más cuando las hordas navideñas asolan cada vez con menos ímpetu, pero cuando un enemigo flojea otro más poderoso se alza siempre en el horizonte y es en esa exigua transición entre desmorone de un ejército y forja del siguiente cuando hay que tomar decisiones, cuando se impone diseñar el plano que dé respuesta a la eterna pregunta del "¿y ahora qué?".

Y aquí yacemos agazapados, con la guerrera del inconformismo quedo, con el subfusil de la ilusión oxidado, aguantando en la guerra perdida contra las columnas que marchan al paso que la sociedad dicta.