lunes, 4 de enero de 2010

Fábulas becarias de princesas, principes, bardos y dijins

Visto el fluido diálogo entre la señá Tremo y yo mismo en que este blog se ha convertido de un tiempo a esta parte, merced al - quiero pensar - mudo feedback de sus millones de lectores, voy a dedicarle una historia de fábula a la sita Tremo. Espero que le guste.

"Érase una vez que se era un nutrido grupos de becarios esparcidos por el mundo y dejados de la mano de todos los dioses. En el grupo había gente tan variopinta como el becario bardo del sur de las lejanas tierras de los Osos, Castores y Arces; la becaria djinn de dentro del espejo del país de los zuecos y los tulipanes; las becarias cuasi gemelas del lejano oriente, el escriba becario de los fados, el becario Ghenki del sol naciente o la becaria guerrillera de la Selva y la Samba. También estaba la princesa becaria del falso cubaneo y el príncipe chulopercas de las orillas del Támesis, un auténtico playboy capaz de enviar un mensaje comunal lleno de amor y prosperidad escrito con esa encriptación que solo los borrachos conocen en su ebria lucidez a la cuadrilla virtual dispersa por los mundos, pero unida por una realidad en abstracto tan ecuánime como variopinta en su real desarrollo. Jamás la reflexión del erudito animal en la granja de Orwell fue tan válida. Y es que en al granja de los animales, como en la vida becarial, todos los animales son iguales aunque unos son más iguales que otros.

Aún así la hermandad y el buen rollismo entre todos era patente. A través de largos emilios comunales, unos y otros se contaban las alegrías y las tristezas varias de la condena que habían firmado, los más, para los siguientes dos años (dulce condena habrá quién dirá). Los mensajes en comandita fueron creando fuentes de simpatía que desembocaron en afluentes bidireccionales tête-a-tête. En esos emilios personalizados surgieron amistades más o menos perecederas. Las palabras, que formaban frases, que formaban párrafos, que formaban narraciones enteras, servían para escudriñar y dar forma a los sueños y las voluntades de los emisores/emisarios al otro lado de la red.

De este modo la niña del espejo del país de los zuecos convino en malhadar al bardo habitante del país de los castores una vez enterada de su procedencia, lo mismo que el bardo leía las cuitas de la triste princesa maltratada por los hombres que llegaron del este pero no-tan-al-este-como-para-ser-oriente o la guerrillera samboira lanzaba mensajes en la botella acá y allá para hacerse escuchar en un difícil infierno del puesto de trabajo para adentro... Así la vida trascurrió llena de variopintas aventuras y mail a mail los unos se las fueron narrando a los otros.

Los dos años acabaron, los becarios fuéronse uno a uno a sus casas de origen (salvo en contados casos) y la vida becaria acabó siendo un recuerdo más nebuloso conforme el tiempo fue pasando... Años después el bardo becario recibió noticias del inminente enlace entre el playboy de las orillas del Támesis y la princesita de la falsa Cuba y no se sorprendió lo más mínimo. Y no lo hizo porque en su parco entendimiento comprendió que de entre todos los animales de la granja, aquellos dos eran, en esencia, los más parecidos entre sí".

Fin

6 comentarios:

La Tremolina... dijo...

Quiera dios que ninguno de los mentados al margen de usted y yo mismo lea la narración.

La Tremolina... dijo...

¿Qué es dijins?

La Tremolina... dijo...

Y lo que no le consiento y no he consentido a nadie jamás es que me llamen "niña".
Extremeño tenía que ser.

Txetun: dijo...

¿Y exactamente por qué dios querría querer algo así?

Por cierto, el "extremeño tenía que ser" deja de terner gracejo y pasarse de sorna para convertirse en cantina de mosca coj... Sobretodo cuando lo convierte en escarnio público en el tan concurrido foro comentado del su bló.

A los buenos días, sita Tremo, y que le traigan muchas cosas los Reyes (a mí, ya le aseguro, que no lo harán, quizá por ser extremeño) :-)

La Tremolina... dijo...

Bueno, bueno, me disculpe usté, soy como esos cuñados pesados que en las bodas se ebrian más de lo debido y cuentan siempre la misma anécdota coñazo. Perdón. Trataré de obviar mi prejuicios (que son muchos y muy fuertes), en concreto el referente a su extremeñez. La verdad es que yo no sé qué me habrán hecho. Bueno, sí: tener un pariente político de su zona. Insoportable, añado.
Insisto: mis disculpas.

Y ahora en serio, ejem, ejem, maclaro la voz: GRACIAS MIL POR SU FÁBULA. Más quisiera yo que escribir fábulas como las escribe usté.

PD. A lo mejor sí le traen los Reyes más de lo que espera...
(tampoco vaya a esperar en alta suma, que se me va a deprimir después, si no)

La Tremolina... dijo...

PD2: ¿Qué es dijins?