miércoles, 21 de diciembre de 2011

"Mejores" discos de 2011

Hace unos días en la página de facebook de este blog lanzábamos un reto: intentar elegir los discos más sobresalientes para todos vosotros de 2011. La iniciativa, que ha contado hasta el momento con muy poquito éxito, pretendía elaborar una mini-lista con aquellos discos que han acabado por freír vuestras neuronas de tanto escucharlos este año que nos deja. Esta peregrina ocurrencia surgió tras leer la selección que la revista Time hizo en este artículo.

Haciendo una rápida búsqueda, comprobé que hay tantas listas de "mejores" discos como publicaciones, blogs y, si me dejan, hasta número de personas en el mundo. Así que movido por la envidia, decidí lanzar este reto. Para intentar motivaros, voy a proponeros una serie de álbumes que han machacado de forma ocasional mi oído a lo largo del último año... porque me han gustado, se entiende:

Peter. Bjorn and John con Gimme Some el grupo sueco que tuvo un One Hit Wonder en nuestro país, manido hasta la saciedad, planteó un álbum interesante con canciones pegadizas que no captó la atención de casi nadie. Creo que se merece una escucha o dos.



Tributo a The Pinker Tones, Amigos & Friends un disco homenaje a una banda grandísima de la mano de un puñado de artistas grandísimos. Las enormes canciones creadas por los Pinker toman una nueva dimensión en manos de gente como Love of Lesbian o Depedro. Para mí de lo mejorcito de 2011 y sin hacer tampoco mucho ruido.

No hemos encontrado un vídeo así que os dejamos un link a la versión de Love of Lesbian de Tokyo

PJ Harvey con Let England Shake No tiene mérito, hasta Time la ha situado en su top 10, pero es que el disco es muy bueno, como casi todo lo que hace PJ.



Extremoduro con Material Defectuoso me van a permitir que ponga al "rey de Extremadura", no por una filiación patria. Material Defectuoso ha sido uno de los regresos más esperados por los incondicionales y, a pesar de ello, uno de los discos más sobresalientes de 2011 por sorprendente, maduro y nada comercial. Este Extremoduro, irreconocible, con temas de duración larguísima, medios tiempos y profundo lirismo me ha entusiasmado, profundizando en una relación entre el autor del blog y esta banda que oscila entre el hartazgo y la verdadera devoción desde el principio de los tiempos. Robe Iniesta es de Plasencia, sobran ulteriores comentarios sobre de dónde puede venir el hartazgo. Muy bueno y muy recomendable.




Thievery Corporation con Culture of Fear
este disco me lo encontré por casualidad. Un cruce de caminos entre acid jazz, música dance y trip-hop. Se sale de la tangente habitual de lo que escucho. Aún así, me pareció un disco interesante



Foo Fighters con Wasting Light a parte del componente emocional de reunirse con Novoselik y un puñado de buenas canciones, este disco no sobresale en la trayectoria de Foo Fighters, lo sé. Mucho menos en la trayectoria de Grohl. Pero me gusta, entre otras cosas, por ser capaz de crear auténticos himnos como Walk. Me quedé con las ganas de verles.



Vetusta Morla con Mapas. Lo tenían difícil. Después del éxito cosechado en el anterior disco, que los llevó de la mano del mainstream, volvieron. Lejos de morir de fama, se reinventaron y acabaron un disco redondo con un directo (eso dicen) muy bueno. A pesar de la insultante modernez del cantante, rayando lo hipster, Mapas me parece un gran disco



The Black Keys con El Camino estos tíos es que son muy grandes. También lo tenían difícil, tras Brothers, un discazo que en veinte o treinta años, si la humanidad aún sobrevive, las futuras generaciones rescatarán entre lo más recatable de estas dos últimas décadas. El Camino acaba de salir, como quién dice, y es más probable que suene más en 2012 que en 2011. Sin ser tan perfecto como Brothers, es muy muy bueno:



Estas son algunas de mis propuestas. Ahora faltan las vuestras. Animaros. En comentarios o en la propia página del Facebook, por email o por twitter a @txetun. Queremos saber cuáles han sido vuestros discos favoritos de 2011

lunes, 19 de diciembre de 2011

Los niños siempre dicen la verdad

Échenle un vistazo a este vídeo que forma parte de una campaña llevada a cabo en México y que me ha llegado gracias a una amiga muy especial a la que quiero muchísimo, la hermosa señorita L.A.L:


Más allá de las respuestas de los niños, que nos puedan parecer graciosas u ocurrentes las justificaciones, resulta esclarecedor la sinceridad de los niños a la hora de mostrar un hecho evidente: que el racismo existe. Habría que ver las causas en las que bebe y replantearse la manera en que educamos a nuestros niños. Porque este vídeo es de México, pero los resultados de este experimento podrían darse en muchos países del mundo.

Por cierto, es curioso que el bebé malo sea el de los ojos y color café cuando a lo largo de la historia quienes han protagonizado las grandes tropelías de la historia de la humanidad han sido, predominantemente, gente con ojos claros, piel blanca y pelo rubio...

martes, 6 de diciembre de 2011

Por fin... El Camino

Hoy salía a la venta el nuevo álbum de The Black Keys, ese dúo que navega por las aguas del Rythm & Blues, que alcanzó cotas casi de perfección con su anterior trabajo. Hoy salía el Camino, como han titulado el disco, y hoy mismo me he hecho con él para comprobar si los adelantos que había ido escuchando aquí y allá daban muestra de la totalidad del disco o eran solo picos dentro de un trabajo lleno de depresiones (a veces pasa). Inmerso en la primera escucha, he de reconocer que aunque el nivel es bastante bueno y cuenta con auténticos temazos, no alcanza la brillantez plena de Brothers...



La consigna de Dan Auerbach y Patrick Carney era hacer un disco más movido, con menos tiempos lentos, con material cargado de energía para luego alimentar un set en directo que permita al público vibrar con una banda de dos que respira tradición y rock por los cuatro costados. Creo que lo han conseguido. Riffs machacones y ritmos con equilibrio, más la voz de Auerbach, que sin ser especialmente llamativa, engancha.

Como suele pasar con cualquier disco, en sucesivas escuchas irán apareciendo los matices enriqueciendo esta primera percepción, pero tras este contacto, me hallo en disposición de poder recomendar que os acerquéis sin temor a decepcionaros a El Camino. Gran banda presente en la lista de grupos que me gustaría ver en directo.

A ver qué os parece.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

La España que nos deja ZP

Para alivio de algunos e indiferencia de la mayoría, se fue (se está yendo) ZP. El presidente socialista que entró empujado por la esperanza, que pronto quedó taggeado con la etiqueta de sosaina y que lleva más o menos desde que comenzó la crisis económica (en su versión mundial y más concretamente en su versión patria españistaní) azotado por la vitela de "incompetente". Se fue (se está yendo) ZP y en su marcha, por la puerta falsa, con él escapan los últimos ataques airados que con la fórmula "Esta es la España que nos deja ZP" muestran sus más crecidos detractores, esos mismos que hoy se muestran con beatífica sonrisa pose "el tiempo nos dió la razón", esos que abrazan sin ambages el "cambio" que el forúnculo del "mejor presidente de la democracia española" decía representar en esa estrategia política que ni él mismo conoce, más allá de pasar de la línea argumental que dice: "socialistas, caca". Tiempos de cambio, de cambio de amigos que recibir favores, de cambio de manos de coches oficiales, de viraje pseudolaicista a pseudoconfesional, de cambio aparente del discurso (bla, bla, bla, servicios sociales para a ser bla, bla, bla privatización)... En definitiva, de ningún cambio sustancial. Antes mandaba Merkel, ahora seguirá mandando Merkel o los mercados o la camarilla que de verdad manda desde la sombra. Quién tenga cerebro que entienda.


Se fue (se está yendo ZP) y los que somos de izquierda/progresistas/creyentes-en-lo-público y que sabemos desde hace tiempo que el PSOE no es izquierda/progresismo/garantía-de-lo-público hemos visto con tristeza todos los quiero y no puedo de ZP: desde una limpia de RTVE sin llegar a concederle un status independiente real como su homóloga británica, la BBC, hasta la necesaria Ley de Dependencia que a día de hoy sigue sin ni siquiera cumplirse. Desde los deseos iniciales de regular el mercado inmobiliario para acabar con uno de los mayores problemas de los españoles sin luego cambiar un ápice el estado de la cuestión hasta los impulsos por rediseñar la política de Cooperación para el Desarrollo, movido por los vientos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, para acabar haciendo lo mismo de siempre: poner la Cooperación al servicio de los intereses políticos y/o comerciales de nuestro país.

Por el camino hemos visto favorecer descaradamente a determinados grupos mediáticos, sonados casos de corrupción que han estallado - regodeándose de los que se afixiaron nada más comenzar este eterno apretarse el cinturón - sin una voluntad política expresa de combatir ese cáncer de nuestra sociedad (endurecimiento de penas, no prescripción de los delitos y, sobre todo, creación de un Tribunal anticorrupción con medios e independencia del poder político, desde luego no conceder indultos) y, por encima de todo lo anterior, los sucesivos recortes sociales presentados como la única solución para salir de la crisis pero que en realidad suponen la única manera de perpetuar un sistema que ha demostrado que no solo es disfuncional si no además perverso en su total perversión. De cuestiones como ecología, política energética, esfuerzos reales por acabar con la impunidad emanada de la Guerra Civil, deseos de reformar la Constitución, la ley electoral, la conveniencia de seguir siendo una monarquía o las políticas educativas ni siquiera hablaré.



Se va ZP y detractores de Bambie, como también se le llamó, y los que estamos apáticos ante todo eso que llaman democracia y no lo es, todos acostumbrados a operar con memoria cortoplacista, olvidamos cómo ganó ZP, justo después de esa ominosa etapa de manipulación descarada de la RTVE, justo después de esa privatización para amiguetes (de colegio) de una de las empresas públicas con más capacidad de crecimiento (Telefónica), justo después de una política antiterrorista que parecía basada en deseos de venganza personal, justo después de una política exterior que vista desde fuera parecía más tendente a grajearse favores personales allende los mares que a defender los legítimos intereses de un conjunto de ciudadanos...

La táctica de resignarse con lo que es "menos malo" nos ha llevado a dónde estamos hoy, lo sé; pero echo la vista atrás y deseo de veras que a medida que pasen los meses no acabemos por extrañar al tal ZP.

lunes, 28 de noviembre de 2011

La Guerra de las Galaxias y la publicidad

Recupero dos anuncios de una campaña que una conocida marca de GPS hizo con personajes de Star Wars. Los vídeos, en inglés, están en este interesante artículo:



También había un anuncio protagonizado por uno de los supervillanos más carismáticos de la historia del cine:



Este tipo de anuncios, que combinan el humor con el uso de iconos de la cultura pop, siempre llaman mi atención. Buena semana a todos.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El Derecho al Delirio

Eduardo Galeano, gracias a una compañera del Master que nos lo pasó ayer. Hoy os lo paso a todos vosotros, para que compartáis el delirio de Galeano:



Porque de eso se trata, ¿no? De compartir el delirio hasta hacerlo una realidad.

martes, 15 de noviembre de 2011

De trenes deshumanizados

El jueves pasado dormitaba en el tren, camino a Madrid, como viene siendo habitual cada último jueves desde que comencé el master. De pronto el tren se paró. Quedaban 20 minutos para llegar a Madrid. 30 minutos después el revisor nos dió la noticia. Habíamos arrollado a alguien y había que esperar que llegara la policía judicial. Por lo visto, la persona, un hombre por lo que oí, se había arrojado a las vías justo antes del paso del tren.

Después de conocer la noticia, entre murmullos de desaprobación, escuché de labios de uno de los viajeros su manifiesto enfado porque esa persona hubiera elegido precisamente ese tren sin importarle los pasajeros que había en él. En el mismo comentario creo recordar que hasta sugirió otras vías alternativas de suicidio donde no había perjuicio para los viajeros de ningún medio de transporte público. Irónico. Esta persona se quejaba de la falta de empatía de una persona que acababa de quitarse la vida, es decir, haciendo gala de una manifiesta falta de empatía.

Estamos deshumanizados, cada día más. Si ante un suceso tan trágico y cercano actuamos de esa manera, ¿cómo vamos a extrañarnos de que luego ignoremos otros contextos, otras situaciones lejanas donde también se pierden vidas continuamente? Solo espero que esa persona hallara la paz que, entiendo, no fue capaz de hallar en vida. Quién sabe si quizá en una sociedad más humanizada, menos egoísta e individualista, ese hombre hubiera encontrado una red de apoyo que le suministrara razones suficientes para no recurrir a medidas tan drásticas. Como digo, quién sabe. Quizá el destino final de esa persona era ser la causa de 2 horas de demora del tren que se suponía debió llegar a las 10:50 a Atocha el pasado 10 de Noviembre.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Tengo derecho a...

Os dejo con un vídeo que preparamos los alumnos del master que estoy cursando para conmemorar la firma del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Dadas las circunstancias (falta de tiempo, falta de medios...) quedamos bastante satisfechos. A ver qué os parece:


¿Y vosotros, a qué tenéis derecho?

martes, 8 de noviembre de 2011

Futuro

Tengo miedo al futuro. De verdad, me aterra. No porque piense en un futuro apocalíptico lejano como nos pintaron en Terminator, Doce monos o Hijo de los hombres (por citar tres excelentes películas con ese espacio-tiempo como referencia). Tengo miedo al futuro porque no veo futuro. De verdad, no lo veo. A pesar de los esfuerzos regeneradores que el genuino movimiento posteriormente calificado de "indignados" en ese afán de la maquinaria mediática del sistema por deslegitimarlo mostró allá por mayo, me temo que el impulso inicial o se quedó demasiado corto o puso las miras demasiado a largo plazo. Hace poco leí que el propio movimiento había sometido a asamblea el proceso de toma de decisiones por considerarlo muy lento (es lo que tienen las asambleas, ya lo preconizaban algunos socialistas utópicos estableciendo que para que un sistema de autogestión basado en ese sistema de gobierno funcionara debían de constituirse comunidades más pequeñas). Todavía tiene un margen de reinventarse y no se le puede negar que haya inyectado dosis de esperanza y haya demostrado que, al contrario de lo que muchos decían, la sociedad española sí que es capaz de moverse.

Este movimiento también ha dejado patente que eso que nos enseñaron de que el sistema político recoge los inputs de la sociedad/pueblo/ciudadanía y bla, bla, no es así nunca más. Del grueso de demandas coherente, inteligentes, de sentido común y compartidas por la mayoría de la ciudadanía (restricción de sueldos, de cargos, de coches oficiales, de listas abiertas...), el sistema político no ha recogido ni una. Entiéndase que cuando hablo de "sistema político" hablo de partidos mayoritarios. El 15-M, movimiento de los indignados o como quiera llamársele (yo lo llamaría ciudadanía a secas, porque creo de veras que refleja el sentir de la mayoría, si no en la totalidad de sus demandas sí en buena parte de ellas) hace tiempo debió pasar al siguiente nivel. No lo hizo. En su día expuse precisamente esos temores y se me señaló con el dedo (vamos, en un ámbito reducido como es este blog). A día de hoy todavía no se me ha demostrado lo contrario.


El caso es que tengo miedo, tanto miedo que anteayer ni siquiera encendí el televisor para ver el debate ese que escenificaron la bicefalia partidista, esa que derrocha en propaganda vacía en tiempo de crisis, esa que sigue empeñada en tratarnos como idiotas, esa que atenta contra la razón y pone la puntilla de la deslegitimación del propio sistema negando la palabra a demás fuerzas políticas auspiciada por una ley electoral caduca pensada para una situación, la transición española, que hace años quedó superada (aunque a algunos les duela). Ya en el siglo XIII, Tomás de Aquino dejó enunciado lo siguiente: "si el emperador o el rey infringe el convenio sobre cuya base fue elegido, el pueblo queda liberado del deber de la obediencia". Un siglo después John de Salisbury apostaba por el regicidio si el príncipe se convertía en tirano. Sin llegar a defender el magnicidio, creo que hace tiempo que nuestros políticos cruzaron esa raya que "nos queda liberados del deber de la obediencia".



Pero a 11 días para la elecciones, salvo propuestas de protesta más o menos "revolucionarias" (como esa de propone devolver la propaganda electoral a los partidos), la gente que conozco ni siquiera tiene claro si votar nulo, votar en blanco o no votar para reflejar su descontento (y ya apunto que no tienen mismo valor). Algunos harán como las pasadas elecciones municipales, donde se metieron hasta rodajas de embutido (chorizo) en las papeletas... Me imagino el tremendo cachondeo del que en su casa se cortaba dos rodajitas y las metía en un sobre que luego depositaba en la urna... y ahí acababa la protesta.

11 días y las únicas perspectivas, por mucho que un partido político que se lleva frotando las manos desde el inicio de la crisis viéndose vencedor de estas elecciones hable de cambio, pasan por emigrar. Estos candidatos que se nos presentan no están preparados para hacer que nada cambie. ¡¡Si hasta alguno ha abogado por volver al ladrillo!! Por eso miro a conocidos y allegados que se encontraban en una situación (de desempleo) similar a la mía y que acabaron emigrando y no les va tan mal. Y quizá eso es lo que me da miedo, que la única propuesta plausible que se presente sea la de emigrar, salvo si eres familiar/amigo/conocido de algún dirigente de turno. Esos nunca emigran. Esos nunca tienen problemas para encontrar trabajo, al menos mientras sus "caciques" saquen escaño o silla, en función de la institución.


Tengo miedo al futuro porque lo veo dentro de una maleta y lo malo de irse no es el viaje, ni siquiera los primeros días/meses en el lugar de acogida hasta que te adaptas. Lo peor es la vuelta, porque nunca te encuentras las cosas como las dejaste, porque para ti el tiempo se detiene y te das cuenta mucho después de haber vuelto de que no es así, de que a veces ni siquiera queda el hueco ese que se supone debería haber estado esperándote. Tengo miedo de que, si al final me tengo que marchar, sea para no volver... aunque visto lo visto, no sé qué da más miedo.

martes, 25 de octubre de 2011

Marketing de guerrilla para fines sociales

El marketing de guerrilla consiste en hacer intervenciones poco convencionales en públio o en espacios comerciales para difundir un mensaje a una audiencia extensa. Suelen ser acciones bastante vistosas y, bien promocionadas con anterioridad, suelen encontrar con relativa facilidad espacios en los medios convencionales. Un ejemplo de éste tipo de acciones es la campaña Dirty Water (Agua sucia) de Tap Project (Proyecto grifo) de Unicef:



Otro ejemplo de este tipo de campañas lo tenemos en la propuesta que hace unos años lanzó el Ayuntamiento de Pamplona para concienciar sobre el consumo de alcohol entre los más jóvenes.



Algunas ideas para salir de los cauces habituales de comunicación. ¿Qué os parecen? ¿Curiosas, efectivas, extravagantes...?

lunes, 24 de octubre de 2011

Revolucionaria senectud

Su nombre es Ramón Trecet, periodista deportivo pero no solo eso, conocido en el ámbito baloncestístico por su memorable labor a finales de los 80, principios de los 90 narrando partidos de NBA y ACB. Pero como cualquiera de sus 42.631 seguidores de twitter sabe, Ramón Trecet no es solo un "periodista de baloncesto". Él es mucho más. Un pionero en eso de salir fuera y traer a España ecos de modernidad. Desde sus inicios con los grandes, en Inglaterra, a la sombra de la BBC, ese medio que aún hoy cualquier profesional del sector cita con un tono de profundo respeto en su voz. El señor Trecer, de la mano de los responsables de Jot Down, un magazine cultural digital, nos ofreció hace unos días uno de esas memorables entrevistas cargadas de saber y dardos envenenados de verdades dolorosas. "Un periodista vale hoy su número de followers", el titular que decidió colocar JotDown es solo uno de las muchas perturbaciones en la fuerza que la amena y extensa entrevista (si algo caracteriza a Trecer no es, precisamente, su parquedad en palabras) provocó. Días después aún coleaban algunas de sus reflexiones. Pero antes de seguir, mejor echad un vistazo a la entrevista aquí


Casi todo en la entrevista es aprovechable, pero me voy a quedar con una reflexión. Cuando Trecet habla de lo que entristece que haya gente que le quiera retirar por viejo. A sus 68 años, el señor Trecet es un ejemplo de por dónde debería ir el periodismo (en general) deportivo (en particular); goza de una cabeza perfectamente amueblada e imparte clases gratuitas sobre medios, tecnología, deporte (fantástico segimiento del mundial de Rugby que ha estado haciendo), política... a todos los que lo seguimos en twitter. A veces es incapaz de poner freno a su incontinencia verbal, sin duda producto de esa capacidad mental de pensar más rápido de lo que es capaz de hablar, de intentar ser tan correcto que a veces raya la pedantería, de tratar de ser certero y preciso con sus dardos intelectuales. Si el señor Trecet no viviera en España ni hubiera desempeñado su labor profesional aquí sería considerado un maestro de periodistas y homenajeado día sí y día también. Como vive aquí, no sucede eso porque este es el país de la envidia. Lamentablemente tendrá que pasar como con ese otro gran genio, que llegue el día en que deje de estar entre nosotros, para que se le reconozca su enorme talento y contribución que, a día de hoy, continúa pese a las solicitudes continuas de jubilación que recibe. Yo al menos espero que eso no suceda en mucho tiempo, ni que decida jubilarse ni que desaparezca de nuestras vidas porque es todo un placer contar con el genial y revolucionario Ramón Trecet.

lunes, 17 de octubre de 2011

Nueva vida

Como prometí, entrada narrando las circunstancias a las que todavía intento adaptarme. El que avisa...

El caso es que como viene siendo habitual desde hace dos septiembres, este último también fue una encrucijada, un cruce de caminos sin apenas indicaciones por donde tirar, en principio, en el corto plazo. Sobre la mesa había una serie de alternativas: posibilidad de trabajo (me hallaba inmerso en un proceso de selección de un puesto de comunicación para una entidad del tercer sector), un master oficial (un proyecto que llevaba tiempo barajando pero que hasta ahora no había surgido la posibilidad de acometer) y una serie de trabajos de cierta exigencia para conseguir ingresos de forma puntual. Al final la primera opción se truncó con el tiempo (la entidad decidió recontratar a alguien que ya había estado trabajando con ellos, ajeno, por cierto, al proceso de selección que habían abierto) y la segunda tomó fuerza, pese a que el plan original contaba con una serie de flecos que, a día de hoy, aún están sin resolver (cuestiones "menores" como el tema de la financiación). El caso es que a día de hoy tengo la agenda completa. Tras dos sesiones del master tenemos una serie de tareas que implican un alto nivel de exigencia, por la mañana trabajo lo que puedo en un proyecto de curso online para una empresa de formación y por la tarde recorro 100 Km ida y vuelta para dar clases de español a un islandés. Hasta ahí todo correcto. Por si fuera poco, cuando no sabía hacia dónde discurrirían mis pasos, también eché la solicitud para un curso gratuito online de comunicación para organizaciones del tercer sector a través de la Fundación Luis Vives. El curso empezó la semana pasada. El resultado es que, a día de hoy, me faltan horas en los días.

Master en Comunicación con fines sociales

El master elegido es este que oferta la Universidad de Valladolid. Las clases tienen lugar en Segovia y tras dos sesiones tiene una pinta espectacular. Por supuesto, parte del éxito (buena parte añadiría) corre de la gestión que hagamos los estudiantes del tiempo fuera de las aulas. Eso implica mucho trabajo y ya desde el primer día nos están metiendo caña con plazos, actividades, etc. Así que pinta que vamos a currar muchísimo, lo cual supongo, se agradece, aunque se agradecerá más conforme vayan desapareciendo actividades de esas que salieron de forma improvisada.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Cambios

Solo informaros de que el motivo por el que no haya actualizado contenidos en toda esta larga semana se debe a una serie de cambios personales y proyectos que, de momento, no han conseguido que termine de organizarme. Tan pronto como sea posible prometo subir contenidos nuevos, aunque me temo que ya será a partir del lunes.

AGUANTAD SIN VUESTRA DOSIS DE ¿Y AHORA QUÉ?

Fdo. La gerencia

martes, 4 de octubre de 2011

¿Harto de la publicidad?

Según qué canales veáis, a veces una película o una serie se puede eternizar con la publicidad. Y lo peor es que la mayoría de los anuncios son insulsos, aburridos, repetitivos... Pero a veces los publicistas nos sorprenden con un buen puñado de divertidos anuncios como los que selecciona esta página. Os pongo mis preferidos entre los preferidos:

Este de MTV para el Mundial de Fútbol para mí uno de los mejores:



Alguno un poquito subido de tono...



Jugando con las cosas que no son lo que parecen



Y también producciones de aquí que todos conocemos



Por cierto, no quiero ni pensar qué habría pasado si el que llama es el pequeño de los Gasol:



Vale, este último no es de coña, pero a mí me ha alegrado el Europeo de Baloncesto... ACTORAZOOOOO!!!

jueves, 29 de septiembre de 2011

El árbol de la vida y el prejuicio de la narratividad en el cine

Cuando estudiaba tuve la oportunidad de compartir clases y cafetería con un puñado de auténticos fanáticos del cine. Algunos de ellos hoy en día se dedican a ello incluso profesionalmente. Desde el tímido emplazamiento del que sabe lo justo, escuchaba con interés, anotaba títulos, disfrutaba en mi casa del cine... siempre sin traspasar ese umbral que separa a los niños de los hombres, a los aficionados de los que llevan su pasión más allá del mero disfrute.

En los albores del gafapastismo, cuando a ese colectivo se le miraba con desdén y aires de burla, mucho antes de que se convirtiera en tendencia mayoritaria y fagocitaria, mi grupo de gurúes a pequeña escala particular ya se hallaba dividido entre los partidarios de un determinado cine de autor diferente y los que dirimían la cuestión con un: "el cine es un espectáculo y debe servir para divertir". Nunca tomé partido ni por unos y ni por otros.


En el primer año de carrera tuvimos una asignatura que, bajo el nombre, Teoría General de la Imagen, aglutinaba conceptos tan heterogéneos y diversos que iban desde la teoria de la perspectiva hasta nociones del montaje audiovisual no lineal. Nuestro profesor, apodado cariñosamente por nosotros como "Charlton Heston" por su enorme parecido y por estar en boga aquellos años (1999 - 2000) los doblajes de El Informal, en el segundo semestre dedicado al cine un día nos habló del "prejuicio de la narratividad". Como usuarios de la industria audiovisual estamos acostumbrados a que nos cuenten historias, pero el cine, como arte, puede ser mucho más. No lo digo yo, lo decía, a grandes rasgos, él.

En aquella época, aún coleaba el éxito de una película que había dirigido Terrence Malick y que, automáticamente había sido catapultada a la gloria imperecedera de las grandes películas bélicas: La delgada línea roja.


Hace una semana fui al cine. Quería comprobar con mis propios ojos si merecía la pena la expectación generada en torno a la última película de Malick: El árbol de la vida. Fui con varias personas, sospechando que alguna de ellas iba por el reclamo de Brad Pitt y, por tanto, corriendo un alto riesgo de salir desencantadas del cine. Lo que no sabía era hasta qué punto eso iba a generalizarse a prácticamente más de la mitad de la sala.

A estas alturas pocos no habréis oído algo de El árbol de la vida. Una película rara, muy rara, entre otras cosas por la elección del recurso narrativo. No sigue la estructura hilo conductor típica de las historias con su presentación, su nudo y su desenlace (aunque, de algún modo, sí que las tiene). Ni siquiera tiene una estructura tipo "puzzle" en la que te van dando piezas que tú vas situando mentalmente para hacerte una idea del conjunto global de la historia (como en Pulp Fiction, por ejemplo). Tampoco comienza desde el final y termina en el principio en un ingenioso engarce que impide, justamente, cerrar la historia hasta la última escena (como en Memento). No, Malick nos ofrece un mosaico lleno de teselas que hay que ir montando, con mucha paciencia, y en la que, encima, sobran elementos. Hay redundancia que acaba convirtiéndose en ruido (información no relevante) que acaba por confundir al espectador, acostumbrado a que en el mayoría de las películas, en la mayoría de las historias que nos cuentan, todo tiene su razón de ser. Si nos fijamos en el título, un concepto filosófico complejo, quizá podamos entender aún mejor la intención del realizador.


He de confesar que a lo largo del metraje pasé por varias fases. De la atención al estupor, del alivio al tedio, del éxtasis visual a la sensación de que me habían engañado... y esto último fue lo que prevaleció. Pero una vez pensé en quiénes eran los causantes del engaño (el marketing, la elección de los actores, el trailer...) comencé a otorgarle el valor que se merecía. Es una película valiente, atípica, más cercana al concepto de arte que de entretenimiento, con una fotografía asombrosa, con planos más propios de otras parcelas audiovisuales (por ejemplo la publicidad o la fotografía), con un montaje que tiene en cuenta otros géneros literarios como la alegoría o la poesía lírica, con un cojunto de valores universales que llevan, en la parte central de la película, a sentirte identificado con situaciones, personajes... Y es que, como me dijo una de mis amigas a las pocas horas de haber visto la película: "He salido pensando que habíamos visto una puta mierda, pero cuanto más me lo planteo más cosas le encuentro". Ella, como yo, tiene una formación audiovisual. La cuestión no es, pues, si Malick ha hecho una buena o una mala película (y en esos dos ejércitos irreconciliables ha quedado el grueso de los que hemos ido al cine a verla), la cuestión es si debería haberse promocionado y/o estrenado en cines comerciales. A tenor de la recaudación, los productores no tendrán ninguna duda. Allá se las apañe Malick con su siguiente proyecto.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Hoy por ayer

Probablemente una de las elecciones musicales más autobiográficas de los últimos tiempos. Tras un día de dudas, miedos, agobios... hoy Los Piratas:



Feliz fin de semana a todos!!

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Bola de nieve

El efecto bola de nieve es un concepto clave para entender cómo funcionan las redes sociales. Hace unos días hemos tenido oportunidad de asistir a un ejemplo práctico de este fenómeno. El desencadenante, la "filtración" de unas fotos de Scarlett Johansson (todos sabréis a estas alturas a qué fotos me refiero).


La foto corrió como la pólvora. Pero el efecto bola de nieve no consiste solo en reproducir como un altavoz un hecho o suceso. La propia metáfora que ilustra el concepto sugiere un engorde, una adhesión hasta que ésta adquiere proporciones épicas y efectos a veces descontrolados.

En el caso de Scarlett, en general, esta bola de nieve consistió en apoyar de alguna manera las fotos y la figura de la actriz sumando a la instantánea más famosa un sinnúmero de fotografías homenaje que van desde el autorretrato de Berto al fotomontaje con la ministra (saliente) de sanidad.

El resultado: minimización del "escándalo" En este caso, bajo mi punto de vista, la bola de nieve actuó de colchón y no de catalizador promotor de la polémica.

Estas instantáneas y alguna más que van desde conceptos artísticos a poses más procaces las podéis encontrar en scarlettjohanssoning.com.

martes, 20 de septiembre de 2011

Vuelva usted mañana...

Corría el siglo XIX cuando Larra escribía este artículo donde retrataba los vicios del funcionariado español. Desde entonces, quizá influenciado por este escrito, poco o nada ha cambiado la percepción del imaginario colectivo. En un tiempo en el que conseguir un contrato, no digamos ya un contrato de una duración considerable, es un bien demasiado preciado, los puestos de funcionarios representan un codiciado bien, lo que no contribuye a que la imagen de éstos mejore. La envidia, pecado capital patrio, siempre fue mala compañera de méritos ajenos.


El viernes estuve en Segovia. La misión era realizar una serie de gestiones burocráticas para matricularme en un master oficial. Consigna, seguir formándome para ser más competitivo en un campo que me interesa. Así que allí me fuí, con una amiga que ya conocía la ciudad y el campus segoviano, lo que me facilitó muchísimo todo. Tras un paseo por el casco antiguo, acabamos en la secretaría del centro. Nos hicieron sacar número y allí esperamos pacientemente hasta que llegó mi turno (24 personas después de que llegáramos).

Al entrar, una mujer sonriente me recibe. Me pregunta qué quiero, le digo que matricularme, me dice que de qué, le digo que de un master... y así, tras un peloteo rápido de calentamiento comienza el partido. Saca ella pidiéndome documentación, resto sacando varios papeles. Se la envío a la línea pero muy experimentada saca una derecha brutal preguntándome por el nombre del master. "Comunicación social... y no recuerdo qué más". "Comunicación con fines sociales: estrategias y campañas" responde. Dentro. 15 - 0. Comienza con otra batería de preguntas de rigor, fácil, me está probando: "¿Dirección durante el curso? No me sale aquí", "¿Has apuntado las asignaturas?", "¿Has estudiado aquí antes?"... Y así trascurre el intercambio de golpes. Sirvo yo: "Tengo una duda sobre lo de la beca..." "Veme rellenando este sobre" (¿Falta?). Me equivoco al rellenarlo poniendo el segundo apellido junto al primero cuando había otro espacio para tal fin (¿Doble falta?). "Mira, aquí está, este es el tipo de beca que puedes solicitar". Pues no, entró, un ace. Iguales.


Y así trascurrió la matriculación. Preguntando, respondiendo, aguardando cuando le requerían los demás compañeros sobre algún procedimiento o cuando el teléfono sonaba y lo cogía. Tablas. Ya pensaba que tenía que jugármela en el tie-break otro día pues acababa la matriculación sin incidentes, cuando caigo en que no había mirado los originales de las fotocopias que llevé. "¿No te tengo que enseñar los originales?" Le pregunto inocente - falto de agresividad, bola flojita flojita - "No, yo nunca los miro. ¿Para qué? Si engañáis os engañáis vosotros mismos". Bola, set y partido. No pude ni siquiera protestar aunque había cargado 250 km con ellos y en las instrucciones de matriculación ponía bien claro que había que presentarlos. Y es que cuando alguien acaba con una frase de esas que bien podrían haber salido de los labios de cualquiera de tus padres, ese alguien gana, ni ojo de halcón ni leches, no hay más.

Así que de allí salí, maravillado por la gracia y el salero con los que la estresada funcionaria justificó su dejación de funciones, que hay que saber perder. Y es que siempre hay un deje de ese "vuelva usted mañana" que acaba por aparecer cuando menos te lo esperas.

jueves, 15 de septiembre de 2011

¡Adiós Muchachos!

Lo irónico de los sueños es que, en algún momento, deben confrontarse con la realidad. Algunos salen fortalecidos. Otros, se quiebran como una fina lámina de hielo en un charco cuando los primeros rayos de sol iluminan una mañana de invierno. Adiós muchachos, habla de eso, de sueños que no sobreviven a las realidades. Sueños que, por lo complicado de las circunstancias, poco a poco se vuelven intranquilos y pueden acabar en pesadillas.


Cito la contraportada:
"Con la pérdida de las elecciones generales en 1990, el proceso iniciado por la revolución sandinista contra el dictador Somoza en 1979 se detuvo en seco, y con él también se difuminaron los sueños, anhelos y esperanzas de cientos de miles de ciudadanos que participaron en aquel proceso transformador"

Sergio Rodríguez, el escritor e intelectual nicaragüense que llegó a ser vicepresidente del primer gobierno de Daniel Ortega, teje un cajón de sastre de sus recuerdos, desde que se involucra en la resistencia contra Somoz, los primeros años a ciegas de un gobierno adolescente surgido de un proceso revolucionario que trascendió las fronteras del país centroamericano... El resultado es la excelente prosa de Rodríguez que sirve de esqueleto a un conjunto de datos, hechos y opiniones sobre todo el proceso de lucha contra el régimen de Somoza, primeros pasos de la era post-somoza y las disensiones en el propio FSLN que desembocaron en la defenestración del escritor como vicepresidente tras la pérdida de las elecciones en 1990.

Sin pelos en la lengua, con la seguridad que da el hablar en primera persona, en el libro se narran también cuestiones como la política errática de EE.UU. en Centroamérica con los presidentes Carter, Reagan y Bush, el juego de alianzas entre las distintas naciones de la región centroamericana, las victorias, las derrotas, el ascenso y el desencanto ante el fin de la utopía nicaragüense. Un ejercicio crítico consistente en revisar el pasado que resulta ligero, entretenido, interesante y que alberga un espacio para la reflexión sobre la naturaleza contaminante del poder.

Si tenéis oportunidad os invito a que os acerquéis a este ensayo de Sergio Rodríguez.

lunes, 12 de septiembre de 2011

La Pérgola

Hace unos días mi padre me pidió un favor. Quería que echara algunas fotos por Plasencia para luego incluirlas en un calendario que regalarán a los clientes de su empresa. Lo primero que hice fue recomendarle que contratara a un fotógrafo de verdad. Me contestó que no hacía falta, que para eso tenía yo una buena cámara. O bien mi padre sobreestimó mis habilidades como fotógrafo o los calendarios serán tan pequeños que no importa lo mal que salgan las fotos porque no se apreciará mucho la calidad de las mismas. El caso es que aprovechando el atardecer, me fui a con mi cámara a algunos sitios emblemáticos con la esperanza de que saliera algo que luego se pudiera usar. En ese peregrinaje, acabé en "Los patos" como tradicionalmente se conoce al Parque de los Pinos de mi ciudad natal. Allí mi abuelo Paulino nos llevaba a mi hermana y a mí cuando éramos pequeños, a pesar de que, como él decía, "las orugas le causaban urticaria". Con el tiempo he llegado a sospechar que mi abuelo era alérgico a las plantas o animales del lugar, sin saberlo. Allí, en el parque, hay una pérgola en la que, de chico, siempre me gustaba parar para jugar.
Así que allí me dirigí, consciente de que la construcción en sí no es representativa de la ciudad (al menos no para los que no sean de aquí) y eché algunas fotos, entre ellas un "retrato" de la cabeza de lo que siempre me pareció un troll por donde solía salir un chorro tenue pero continuo de agua (el pilar central de la pérgola era una fuente). Aquel troll me fascinaba y horrorizaba a partes iguales. Hoy solo me trasporta a aquellas mañanas de paseo con una bolsa llena de pan duro para dar de comer a las diferente aves que habitan en el parque.
Las incluiré en la selección de fotos, por si el socio de mi padre encargado de supervisar lo del calendario decide incluirla. Quién sabe, lo mismo él también pasó en esa pérgola grandes momentos. Y es que eso de "lugar representativo" varía mucho en función de cada persona. Por ejemplo mientras que para la mayoría de turistas un lugar representativo de Copenhague es el emplazamiento de La Sirenita, supongo que para la mayoría de los que nacieron o se criaron en la capital danesa mucho más representativo puede ser la esquina de la calle donde solían jugar al futbol con dos mochilas y una pelota medio desinflada.

viernes, 9 de septiembre de 2011

De vuelta

Volvemos, con un intenso deseo de actualizar contenido como antes, cada dos o tres días. Volvemos con un vídeo musical, porque es viernes, pero no solo por eso. Volvemos porque estamos en plena época de vueltas: al cole, a la rutina y, en algunos casos, a la incertidumbre. Quizá por eso también he elegido esta canción, regalo de alguien que últimamente me regala muchas sonrisas y comparte confidencias. En cierto modo esta persona también es una vuelta, la vuelta a pasillos recónditos de mi memoria sensorial que hacía tiempo no recorría:



El grupo, Café Tacvba, mexicanos.

De paso, aprovecho para volver a otra sana costumbre, la de las listas musicales en el devaluado por las restricciones de su versión gratuita Spotify: Agosto ¿Y ahora qué?. Para los que no tienen spotify, este es el conjunto de temas:

Fuck you I'm famous - Shooter Jennings
Kiss the devil - Eagles of Death Metal
I might - Wilco
Overstand - The Thievery Corporation
Hits me like a rock - Cansei de ser Sexy
Shiny Soul - Fuel Fandango
Rise up (feat Tom Morello) - Cypress Hill
Let it Beard - Boston Spaceship
(Don't fear) The reaper - Blue öyster club
The pusher - Steppenwolf

Feliz fin de semana a todos

martes, 23 de agosto de 2011

Periodismo deportivo vs. propaganda ultra

Los prolegómenos ya los conocéis: un partido de fútbol intrascendente para el devenir de la raza humana, una tangana monumental y ríos de tinta para justificar lo injustificable bajo prismas multicolores que en realidad venden como justicia y ética lo que son intereses económicos, como casi siempre. De fondo, una serie de reflexiones sin profundidad, como la mayoría de literatura que emerge de las vísceras de ese negocio muchimillonario consistente en pastorear tipos con una aptitud propicia a pegar patadas a un balón, tendente en dar o quitar legitimidad a esa variante tan suculenta llamada periodismo deportivo.

La primera de las consideraciones debidas iría en la línea de ver qué es lo que llamamos, de verdad, periodismo deportivo. Porque no conviene meter a todos en la misma saca, y si bien es cierto que estamos pensando en publicaciones y/o espacios televisivos y radiofónicos, habría que precisar que eso que tenemos en la mente como "periodismo deportivo" dedica, casi el 80% de sus esfuerzos y tiempo a un solo deporte: fútbol. Entonces hablemos con propiedad. Hablemos pues del periodismo futbolero. Dicho periodismo futbolero que desde que abogó, muchos años antes que las principales cabeceras de información generalista lo hicieran, por unos criterios editoriales que primaban las ventas por encima de cualquier otra consideración, ha protagonizado las últimas semanas un nuevo episodio de degradación en la ya de por sí denigrada percepción del periodismo. Lo que resulta escalofriante es que al hablar de aspectos frívolos como el balompédico deporte, no tendemos a darle la menor importancia. Luego, de forma delavazada, nos preguntamos por fenómenos como la violencia en este deporte concreto, achacándolo a un sector minoritario representado por seguidores exaltados y exonerando de culpa a los ideólogos involuntarios (o no tan involuntarios) que donde ayer increpaban hoy esbozan gestos de fingida repulsa en las redacciones.


Suelo seguir la información futbolera, sobre todo la de un equipo, de todos es sabido. Este mismo verano he leído hasta tres informaciones, presuntas entrevistas dadas por futbolistas en activo a medios extranjeros, que han sido desmentidas con posterioridad por los supuestos protagonistas de dichas entrevistas. Nuestros periódicos deportivos resulta que publican contenidos de otros países sin hacer algo tan elemental como confirmar la veracidad de éstos contenidos. A la gente no parece preocuparle. ¿Por qué deberían? ¿Qué hay de malo en ello? Nada, salvo el pequeño detalle de que, si ese es el criterio para publicar algo, no deberíamos creernos absolutamente nada de lo que publiquen. Entre ustedes y yo, como licenciado en periodismo (que no periodista, pues no ejerzo, insisto), eso no es lo que un periodista profesional debe hacer. Permítanme, pues, que dude de la conveniencia de llamar a esto periodismo.

Si nos ponemos a analizar la información relativa a los fichajes, cada año hay equipos que renuevan dos veces el once titular a tenor de las informaciones de la prensa especializada. Luego resulta que solo hacen 1 ó 2 fichajes, a veces ni siquiera dentro de la lista de posibles movimientos publicados en estos diarios... Un redactor de un periódico justificaba esto en twitter hace unas semanas diciendo que en realidad siempre obedece a algo de verdad, soplos de fuentes que conocen de buena tinta los movimientos. Ahora resulta que periodismo es publicar un rumor sin confirmar y sin atribuir la fuente. No solo eso, los demás nos lo tenemos que creer. Insisto, ¿periodismo?


También pongo en la picota eso de informar... Hasta la más mínima previa de un partido está teñida por un tufo opinativo que muchas veces viene directamente de arriba. No hablemos ya de las crónicas, que según quién las escriba parece que hablamos de partidos diferentes, aunque por algo la crónica, como género periodístico, siempre va firmada.

Me da la impresión de que ya no se trata de escribir bien o ser un buen profesional. Se trata de a quién conoces, a quién caes bien, qué estás dispuesto a callar y a contar para hacer un favor al agente, dirigente, jugador de turno. Ya saben, la coyuntura económica, la situación del sector, el sinnúmero de desempleados que matarían por un puesto... Súmenle el que, al menos desde fuera, la posición de periodista deportivo no parece tan dura como otras especialidades. El ayer héroe hoy es villano de los tabloides y viceversa. Las mismas plumas elevan o defenestran a voluntad, voluntad propia o ajena, da igual. Y entre tanta disonancia, tanto interés contrapuesto, lo que menos hayamos es información. Lo que menos se ve es periodismo. Ojo, estar licenciado o tener un master no asegura una buena praxis profesional.


De un tiempo a esta parte llevo mostrando mi idea de cuál es la principal razón de que la calidad de este tipo de publicaciones y emisiones futboleras hayan perdido tantísima calidad de unos años a esta parte. Mi teoría es la presencia, por igual, de ultras y sicarios, de juramentados a ciertos colores y de estómagos agradecidos sin escrúpulos, en estos medios. ¿Prensa deportiva? Sí, existe, menos en las páginas de fútbol, que, con contadas y honrosas excepciones (se me vienen a la mente dos nombres: Santiago Segurola y Rubén Uría, aunque no son los únicos), no es más que propaganda ultra y reducen eso que llaman "prensa deportiva" a "libelos". El problema lo tienen los lectores; y es que confiar en papeles que presentan opiniones subjetivas más o menos extendidas en verdades absolutas siempre entraña un riesgo. Miren lo que pasa con las religiones y las sectas. Pero es comprensible, pendiendo sobre la cabeza del seguidor de a pie la fastidiosa posibilidad de ser señalado como apóstata, un anti-lo-que-sea... este recurso, que a EE.UU. le ha servido para que su población no cuestione las políticas de sus dirigentes por espacio de tres siglos ya, es el consuelo de los ideólogos del ultraísmo futbolero que sueltan los dogmas de fe que serán cacareados por seguidores de esos equipos con mayor o menor convicción. Si no comulgas con esas ideas, no eres un auténtico seguidor. Como si a esos autores intelectuales les importara una mierda lo que tú reproduzcas en las conversaciones de bar. Lo único que a ellos les importa es defender los intereses del padrino de turno, ese que le permite tener calentita la silla.


Por eso, cuando alguien habla de "periodismo deportivo" para denominar este fenómeno, cuando un "periodista deportivo" me da lecciones de "periodismo", se me dibuja una sonrisa. Y es que leer periódicos, escuchar la radio o ver la televisión no nos califica para saber de periodismo. Vistos los tiempos que corren, me atrevo a decir que ni siquiera trabajar en un medio lo hace. En cuanto a la capacidad del lector para leer de forma crítica las noticias, ni insisto. Cuando el objeto noticiable, en este caso el fútbol, se trata como un ente abstracto irracional ("fútbol es pasión"), cualquier ejercicio racional queda descartado. Los ejemplos últimos hacen pensar que la estrategia funciona. Determinados mecanismos hacen pensar, por comparación, en el funcionamiento de las religiones.

*Según escribo esto leo lo de Canal +, las supuestas declarariones del portavoz de Mourinho (Karanka, no, el otro, Eladio Paramés), la posterior rectificación y el comunicado de Mourinho. Más material para reflexionar.

jueves, 18 de agosto de 2011

¿Amigos?

He de reconocer que los hechos de las últimas horas, esos que marcan hoy los Trendic Topics por igual de redes sociales y conversaciones de barra de bar, me producen cierta incomprensión. Será por el hecho de vivirlos desde fuera, que aunque haya mostrado mi opinión aquí y allá, en realidad no me toca de lleno. Hablo de la visita de Ratzinger por las JMJ (los Jumanjis, como ya los llaman por ahí) y el desenlace del último Barça - Madrid que acabó en tangana y copa para el equipo azulgrana, los dos grandes temas que copan las conversaciones de hoy. En realidad más que explayarme sobre los aspectos individuales de ambos, me voy a centrar en las semejanzas, porque, en esencia, los dos espinosos asuntos se pueden reducir a lo mismo.

JMJ y Ratzinger. Más allá de gasto público pese a la situación, cortes de calle, oportunismo del gobierno de Madrid, etc. lo que subyace es el enfrentamiento "unos" vs "otros". En este país, que es aconfesional según la constitución, viven un buen número de católicos (practicantes o no). Salvo situaciones puntuales en las que el debate se encrespa, la convivencia es pacífica. Resulta que viene el Papa y organiza un paripé de tres pares de narices con yo no sé qué objetivos. Se le traen jovencitos, la mayoría de las veces demasiado inmaduros para poder discernir libremente el auténtico significado que entraña adherirse incondicionalmente a una religión, muchos de ellos atraídos más por la experiencia de visitar un país nuevo, de participar en un fausto enorme con chavales de todas las nacionalidades de más o menos su misma edad, y lo llaman "jornadas de la juventud". Pues bien, un evento que durará 3 días y que no debería ir más allá ha significado la movilización masiva de partidarios y detractores que protagonizan todo tipo de enfrentamientos dialécticos y no tan dialécticos, en general en un clima de intolerancia elevado desde ambas partes. Y es que los ultras son ultras, ya abracen la biblia o los principios democráticos de una constitución de compromiso.


La pregunta es ¿qué contribuye a extremar las posturas? ¿que hace que unas jornadas bajo un prisma religioso que, para más inri, propugna en uno de sus preceptos fundamentales que hay que amar al prójimo se convierta en un enfrentamiento visceral? La facultad humana que lleva a resaltar las diferencias mediante el uso y la explotación sistemática de los mecanismos irracionales del ser humano. Convertir al otro en la fuente de todo aquello opuesto a nosotros. La religión tiene mucha experiencia en esto. Sorprende que los que se oponen a ella sigan las mismas pautas. Y así los unos son convertidos en asesinos de niños (ya saben, en España se puede abortar, lo que no quiere decir que todos seamos pro-abortistas) y los otros en defensores de abusadores de niños ( ya saben, los últimos tiempos han surgido casos de pederastas en el seno de la iglesia católica, lo cual no quiere decir que todos los religiosos sean pederastas). ¿Es justa la generalización y demonización del enemigo? Por lo visto, cuando se trata de imponer verdades, matices como la justicia desaparecen.

Que un partido de fútbol, un deporte que se rige por unas leyes no escritas de deportividad, honor, etc. acabe como el rosario de la aurora en una competición que hasta hace 2 ó 3 años parecía no importar a casi nadie en este país porque los dos protagonistas del último envite lo consideraban un trámite menor (que son, en definitiva, los que concentran parece ser casi la totalidad del conjunto de aficionados a este deporte, los ingresos de los derechos televisivos, los titulares de prensa y el único tratamiento de noticias de interés general a cada pequeña anécdota que surge en el entorno de sus jugadores), sorprende.


Que desde una y otra tribuna se alimente el fuego, se minimicen los gestos de los suyos mientras se maximiza el de los otros, se esgriman verdades particulares como universales y se convierta la opinión subjetiva que todo espectador desarrolla ante la mera contemplación de un espectáculo (que es de lo que se trata al fin y al cabo) como dogma de fe, solo puede explicarse por esa radicalización extrema, ese ultraísmo desaforado que desde púlpitos invisibles se alimenta con tampoco sé qué espúreas intenciones. Desde luego no para la grandeza del fútbol.

Laicos/religiosos, merengues/culés, los unos/los otros... Pues ya lo dijo Machado que por tierras de España:

"Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
¿no fue por estos campos el bíblico jardín?:
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín. "

Desde luego, pedir tolerancia siendo intolerante, no me importa el bando al que pertenezcas, es, cuanto menos, paradójico. Hacéroslo mirar.

viernes, 5 de agosto de 2011

Parche de actualización para viejos rockeros

En una crisis en el rock que se alarga desde que enfilamos la mitad de la veintena, si no antes, desde Wolfmother no escuchaba un sonido similar a lo que representan mis gustos: bandas con potencia y actitud, capaces de hacer canciones que recordando a Led Zepp / Black Sabbath y coetáneos suenen originales. Es lo que tiene esperar el advenimiento de la última gran banda de rock enfilando los 30 (waiting for the rock messiah advent since 1998). El repunte del metal en los 90 estuvo bien, pero desde Pearl Jam nadie ha vuelto a hacer rock honesto y puro. Incluso Wolfmother se perdió en los pliegues de un segundo disco demasiado ampuloso. Jack White sigue teniendo un punto rococó que no acaba de convencer (aunque me encante) y The Black Keys, a los que más idolatro cuanto más escucho, tienen el alma más negra que el rythm n' blues. Menos mal que nos queda ese repunte neo-blusero desde los Soledad Bros a los propios Keys. Todo lo demás es anterior o suena demasiado enlatado, como los Strokes, que me han llegado a gustar con el tiempo, pero que no acaban de salirse de su propia caricatura de lo que una estrella de la música debería ser en el siglo XXI. Menos mal que nos queda Canadá, esa gran cantera que no solo crea Brian Adams y Avril Lavignes, si no que desde Neil Young y Guess Who? va grabando con la boca pequeña muescas en la historia del rock. Para muestra, Black Mountain, pese al lunar de haber sido teloneros por tres semanas de Coldplay.



Lo demás, queda en cuarentena y sospechoso de derivar peligrosamente hacia el pop o haber sido larvado originalmente en los 90. No hay lugar para los falsos profetas, es lo que tiene ser dogmático y ortodoxo, aunque en la intimidad escuche casi cualquier cosa y en realidad las recomendaciones sean, como siempre, muy bienvenidas.

Feliz fin de semana a todos.

miércoles, 3 de agosto de 2011

1/Agosto/2011

Torre de Marfil


A veces apetece encerrarse,

ignorar lo de fuera entre cuatro paredes,

abstraerse al entorno y evitar con renuencia

los envites continuos de la vida en directo.

Como hoy, encerrado, invisible, innombrable,

suscriptor absoluto del torrente del tiempo,

solitario guionista del monólogo mudo

que en descuido inocente se transforma en diálogo.

Como hoy, atrincherado en lo alto del ego,

formidable enemigo del deseo gregario,

numantino eremita que cultiva el silencio

en la torre marfílea un discreto domingo.

(José A. Huertas)

miércoles, 27 de julio de 2011

Club de los 27

El sábado por la tarde saltaba la noticia: Amy Winehouse era encontrada muerta en su apartamento de Candem Town. Casi instantáneamente se relacionaba su desaparición con el club de los 27. Medios generalistas, especializados y también usuarios particulares a través de la blogosfera y las redes sociales situaban a la cantante británica dentro de este exclusivo club. En lo que no todos coincidían era en su lista de socios. Algunos obviaban a Brian Jones, el prolífico multi-instrumentista co-fundador de los Rolling Stones; otros, borraban a Robert Johnson, guitarrista de blues y casi casi decano de esta mística sociedad maldita, solo hay que echar un vistazo a su biografía... supongo que esas omisiones se deben a despiste o desconocimiento.


Lo que está claro es que si un artista muerto vende más (ironías del arte), un músico/cantante muerto a los 27 en oscuras circunstancias supone un empujón de ventas que ninguna otra campaña de marketing puede igualar, por muy ingeniosa que ésta sea. Quizá de ahí el gesto enérgico de meter el cadáver de Amy, aún caliente, en la sede del selecto club. Quizá también por lo mismo se han oído voces discordantes, escépticos que pregonan que dos discos, amén de un mayor número de escándalos y adicciones que de conciertos y un potente aparato publicitario detrás - recordemos la anécdota que relata que el manager de Elvis repartía chapas a favor y en contra de Elvis antes de sus conciertos porque, bajo su punto de vista, lo importante es que la gente hablara de su representado, ya fuera bien o mal - no son méritos suficientes para elevar a Amy al elenco de los 27.


A falta de procesos oficiales similares a la canonización, lo indudable es que los próximos días, semanas y puede que hasta meses, Amy Winehouse no cantará mejor ni peor ni sus discos serán más o menos completos. La única circunstancia cambiante será su muerte. El único argumento objetivo para justificar un aumento en la escucha/venta de sus discos será, pues, el deseo de escuchar a alguien ya fallecido (un argumento bastante morboso, dicho sea de paso); aunque también se puede ver como un desesperado gesto de última hora por intentar aprehender algo que ya no está, como cuando cogemos arena en la playa y cerramos con fuerza el puño al notar que ésta se escapa entre los dedos. Escuchamos con ansia su música en un desesperado gesto por hacer inmortal a alguien que ya ha probado con creces su mortalidad.


Kurt Cobain, parafraseando al incombustible Neil Young, reflejó en su nota de suicidio que era mejor quemarse que apagarse lentamente (it's better to burn out than to fade away). Winehouse optó por vivir como una cerilla antes que como una vela, como el propio Cobain, como Johnson, como Jones, como Hendrix, como Morrison, como Joplin... y quizá por ahí se justifique su ingreso en el club, más allá de competiciones ficticias que queramos establecer sobre talentos e influencias entre los ilustres socios del 27.

Quizá sea esto lo que tanto nos atrae de los artistas muertos, que ya jamás podrán decepcionarnos, que no los veremos envejecer ni arrastrarse por los escenarios porque es lo único que saben hacer en esta vida. Esa es la diferencia entre Lennon y McCarty, entre Jones y Jagger, entre Cobain y Grohl. Porque un músico que flirtea con las drogas a los veinte lo percibimos como alguien que pasa por una etapa normal e incluso necesaria. Un artista que a los 45 sigue enganchado se nos presenta como un decrépito fantasma incapaz de desembarazarse de su pasado. Paradójicamente, uno no alcanza la inmortalidad sin haber muerto, y es que el mero hecho de existir nos resulta de una aburrida normalidad.


Para mí Amy Winehouse no es más que tres singles interesantes y una estética capilar que ha causado furor en determinados segmentos de las generaciones más jóvenes, haciendo, dicho sea de paso, un flaco favor a éstas, pero eso es otra historia. Vale que recuperó un género olvidado hacía tiempo para el gran público (habría que ver qué parte de culpa tiene gente como Bublé o Robbie Williams en preparar el camino a Amy). Vale que propició que gente como Adele o Duffy aparecieran. Poco más. El caso es que la Winehouse se ha muerto, tras un martirio autoimpuesto, y público y prensa, ansiosos por decorar panteones, por confeccionar retablos de modernidad, no han tenido ninguna duda a la hora de elevar su nombre a los altares de la música, sin reflexión previa, sin hacer un análisis objetivo de méritos y deméritos para ocupar ese lugar. No seré yo quién retire al nuevo ídolo. Amy Winehouse, D.E.P.