Torre de Marfil
A veces apetece encerrarse,
ignorar lo de fuera entre cuatro paredes,
abstraerse al entorno y evitar con renuencia
los envites continuos de la vida en directo.
Como hoy, encerrado, invisible, innombrable,
suscriptor absoluto del torrente del tiempo,
solitario guionista del monólogo mudo
que en descuido inocente se transforma en diálogo.
Como hoy, atrincherado en lo alto del ego,
formidable enemigo del deseo gregario,
numantino eremita que cultiva el silencio
en la torre marfílea un discreto domingo.
(José A. Huertas)
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