sábado, 17 de octubre de 2009

Andrés Montes, descansa en paz

Andres Montes ha muerto. Cuando el 20 de septiembre, en la final del Eurobasket, Montes decía en antena eso: "yo me despido de ustedes. Ésta es mi última retransmisión con La Sexta. Y voy a decir lo mismo que decía hace tres años y medio cuando vine a esta cadena: La vida puede ser maravillosa", pocos sospechábamos este final. La retirada anunciada de Montes tranquilizaba a todos esos detractores que a lo largo de su carrera, sobretodo una vez que cogió la NBA en el plus a mediados de los 90, han intentado imponer sus percepciones personales por encima de un hecho objetivo impepinable: Andrés Montes sabía retrasmitir un partido. Y permítanme que tire de principio de autoridad e intente poner esta afirmación a un nivel superior del típico personaje que cree que sabe de televisión (o radio o prensa) porque ve la televisión (o escucha la radio o lee la prensa). Montes tenía una idea clara del baloncesto (y del deporte por extensión), que es un espectáculo (de ahí su "That's entertainment) y él un mero instrumento más para hacernoslo pasar mejor al otro lado de la pantalla. Y de las críticas sobre la falta de "comentarios técnicos" contestar que un tipo que realmente siente el baloncesto, que ha jugado al baloncesto, mamado - perdón por la expresión - baloncesto, no necesita a ningún comentarista soso explicándole aspectos "técnicos" del juego (Arsenio Cañada, Fernando Romay y Manel Comas son un claro ejemplo de como volver un partido entretenido en un coñazo a la altura de los partidos de champions de la era Míchel/José Ángel de la Casa).



En este país las retransmisiones de baloncesto siempre han estado ligadas al espectáculo. Recuerden un Ramón Trecet o un Pedro Barthe narrando los partidos, mucho antes de que Montes fuese conocido por el gran público del baloncesto merced a la NBA. Montes llegó, recogió ese legado y lo aderezó con su facilidad para crear lenguaje (porque a parte del megaconocido "Tiki taka" y el "jugón", yo prefiero recordar el término "aspecto lúdico del juego" o sus "si lo intentas, es muy fácil", todos ellos en territorio basket, donde habitaban sus juramentados más acérrimos - entre los que me incluyo - y de donde nunca debió moverse...).

Para mí Montes siempre será el tipo que me enseñó con 15 años que el baloncesto puede ser maravilloso, en esas finales de la NBA que la dupla Paton/Kemp trataban de arrebatar al séquito de Jordan. El mismo tipo que años después repetía hasta la saciedad que, por extensión, la vida, como el baloncesto, también puede ser maravillosa.

Recordemos los inicios de la pareja que marcó una década en las retrasmisiones deportivas:



Pareja que se rompió tras casi una década:



Esta es la última retrasmisión del señor Montes, hace escasamente un mes:



Andrés Montes, jugón de las ondas, descansa en paz. Contigo te llevas el secreto de por qué todos los jugones sonríen igual.

3 comentarios:

asane dijo...

Lo ha puesto Daimiel en su Twitter (follower, follower): Montes era un genio. Que alguien consiga tener un estilo tan terriblemente personal, que represente una diferencia significativa respecto a los demás, me parece genial. Que no se enteraba a veces, normal: estaba mirando a los guardaespaldas de Beyoncé. Y Daimiel a Beyoncé, así que ninguna miraba la cancha. Vaya dos cracks.

Además, coincidimos en que el baloncesto es espectáculo y que sólo unos cuantos han conseguido transmitir ese espectáculo, algo que hace que esos cuantos sean tremendamente recordados, controvertidos y apreciados si lo que te gusta es algo más que escuchar a un tío leerte las estadísticas.

Todos los jugones sonríen igual y nunca sabremos por qué.

asane dijo...

Por cierto, para mí la más grande fue cuando, hablando con Daimiel, va y suelta: "Daimiel, ¿no crees tú que la Longoria es un poco tocomocho club? Es que a mí me parece miembro destacada de ese club". Brutal.

Txetun: dijo...

Un genio que ha dado muchos grandes momentos. Esa de la Longoria no la conocía, pero es que hay tantas... yo siempre me acuerdo de la de Metersacker, que me la contaste tú y que luego tuve oportunidad de ver por ahí.

Ta-ra-rá, tararararará, ta-ra-rá... Thats' entertainment! :-)