domingo, 25 de octubre de 2009

Momentos

No hay nada como un domingo de resaca moderada para paladear desde un paréntesis los placeres cotidianos que de lunes a viernes, por inercia, ignoramos con las prisas del que mira pero no ve. Hablo de esos momentos únicos e irrepetibles que se suceden día a día, muchas veces similares pero no idénticos, variaciones imperceptibles del mismo leitmotiv que lleva a encontrarnos con las mismas caras en días sucesivos al repetir la misma rutina. ¿Mismas caras? A simple vista. Usando el microscopio de la observación siempre se encuentran diferencias pero las lagañas de los madrugones y las celosías del ensimismamiento las ocultan. Solo vemos en estado "grosso modo". Solo miramos al estilo "grandes rasgos".

Por eso, digo, no hay nada como un domingo de resaca para descargar los archivos mpg y los jpg que la memoria ha ido captando, como esponja superlativa, y analizarlos píxel a pixel para ver esos fantasmas invisibles que en realidad son ectoplasmas que en realidad son cuerpos materiales imperceptibles que en realidad son testigos visibles sonoros de la grandeza que nos rodea en pequeñas dosis. Son los momentos memorables que se ocultan en el sótano de la memoria en virtud de una mala selección innatural:



Fracciones de segundos que penetran en la retina y se diluyen en el olvido, pero que retomados por un hábil documentalista y engarzados por un hábil editor se erigen en auténticas delicias audiovisuales que hacen replantearte el abrir los ojos para ver donde antes pasábamos con las gafas ahumadas de la indiferencia.

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