Me van a permitir que vuelva sobre lo mismo: Andrés Montes. Pero qué quieren, es del gremio y, a parte, llevo quince años admirándolo. Me permitirán unas líneas más.
Después del trágico suceso y la tremenda repercusión que ha tenido, me quedo con dos reflexiones. Una, la que Juanma López Iturriaga le dedicó en su particular blog. Como siempre, este Itu, visceral e irreflexivo; pero quizá por eso de una profunda honestidad que emociona.
La segunda, el artículo que Quique Peinado hace a partir de una charla mantenida con Antoni Daimiel. Esta, también en su línea, de chico listo contenido. De haber salido jugador, Daimiel sería serbio o esloveno, por eso era el perfecto contrapunto del genio.
Llueve fuera pero no escucho el agua golpear el pavimento. Solo oigo el eco que repite como un mantra que la vida puede ser maravillosa.
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