martes, 1 de diciembre de 2009

Operación Pituki 2009 o la búsqueda del amor

La verdad es que dejar en manos de una ficticia operación la siempre difícil (para mí) tarea de encontrar pareja denota la madurez típica de un niño de doce años. Pero si la cosa se enmarca en su contexto, quizá logréis exonerarme. Los coautores materiales de esta simpática puesta en marcha no fueron otros que Lui Miguel S. B. y el sujero que suele firmar estas entradas. Todo comenzó en un pasado cada vez más lejano, en una tele de cuyo nombre no quiero acordarme y seguramente influenciado por algún tipo de embriagador licor, preferiblemente vodka o ron que es lo que me ha dado por beber últimamente. El señor S. y yo mismo, en una de tantas charlas animadas al calor de un vaso, comprobamos como uno a uno los compañeros solteros del bujío donde currábamos iban abandonando su soltería. Haciendo repaso de los buenos viejos tiempos en los que tanto él como yo teníamos "pituki" (nomenclatura del señor S. para definir a una compañera sentimental y, por extensión, toda mujer susceptible de serlo) convenimos en poner en marcha un dispositivo a lo DGT con el singular nombre arriba descrito.

La operación Pituki 2009 se puso en marcha allá por marzo de ese mismo año y hasta ahora ha logrado unos resultados paupérrimos. A lo largo de ese tiempo, cada intento por rasgar en la burbuja insondable de cada candidata al puesto de pituki de honor ha dado con nulos resultados. Y no porque no lo haya intentando. A veces matando moscas a cañonazos y otras intentando derribar elefantes con guisantes y una cerbatana. En cualquier caso achacable a una falta de práctica, un exceso de ansiedad y una escasez absoluta de la más mínima motivación. Me explico: tampoco es que haya encontrado una candidata perfecta. Y es que, sin caer en odiosas comparaciones, hace tiempo que no me llega ningún perfil atrayente de esos que me hagan desplegar todos los cazatalentos para acabar por poner en nómina a tal o cual empleada.



No voy a mentir. Alguna ha habido que me ha llevado, por lo menos, a sentir curiosidad. La penúltima, una chica de esas que sólo necesitan 5 minutos para dejarte masticando su nombre como lo haría un rumiante manojo de hierba. Es solo que dada la cambiante naturaleza del bardo vagamundos, es complicado coincidir con tal o cual mitológico ser. Cuando te has acostumbrado a un ecosistema ya estás preparando el hatillo para ir a otro. Eso solo puede solucionarse reduciendo drásticamente los plazos de conquista, lo que redunda en un aumento del estrés y la ansiedad que disminuyen, a su vez, el grado de efectividad.

¿Y por qué cuento esta mierda aquí? ¿Estoy usando el blog como una llamada desesperada en forma de "busco pareja"? No - y aunque fuera cierto, sería una tesis que jamás admitiría ni pública ni privadamente. Más bien es un ejercicio de memoria selectiva, un auto de fe jónico-jocoso para ahuyentar los fantasmas de una mísera existencia donde los pilares de la felicidad - a saber, salud, dinero y amor - se ven reducidos a una columna monocigótica que amenaza con venirse abajo el día menos pensado.

El 31 de Diciembre se acaba el plazo de esta operación. Queda, por tanto, un mes para presentar un balance de resultados y ahora surge la duda: ¿Quemamos las últimas naves con la primera sonrisa de grandes tetas que nos cruce una mirada en cualquier ámbito cotidiano o, simplemente, damos el ejercicio por perdido y a lo equipo de fórmula 1 empezamos a diseñar la estrategia para el año entrante? Seguiremos decidiendo.

4 comentarios:

La Tremolina... dijo...

Hay casos más graves. Por ejemplo, el que me acompaña decidió, hace 2 años, que en 2010 sería rico.

Piense en este pobre, qué papelón. 2010 a la vuelta de la esquina y a ver cómo presenta resultados a la correspondiente pituki, aquí presente.

PD. "reses" como palabra de verificación. ¿Será una señal?

La Tremolina... dijo...

Por lo demás, no se agobie. Qué fácil decirlo desde la barrera, estoy de acuerdo, por cuando me he encontrado al otro lado del toril (en torno a unos 28 años, aprox). Pero he visto las más sonadas conveniencias circunstanciales rematadas por los más sonados fracasos (que son aquellos que le dejan a uno con sensación de vacío retrospectivo).

No se agobie, que es usté muy resultón. Y déjese, que igual tampoco se ha dejao. ¿Acostumbra usté a tener ataques de pánico si el toro es de lidia?

Txetun: dijo...

El problema, seña Tremo, es que quedan muy pocos toros de lidia. Si es que a usté yo la clonaba para formalizar lo nuestro (no con usté, sino con su clon) y volver a tirar de copia cuando pasara lo inevitable, esto es, que el clon de usté acabara por dejarme.

Desgraciadamente la clonación humana está deontológicamente cuestionada y usté (y las que son como usté) andan emparejás y en peligro de extinción.

La Tremolina... dijo...

Las que son como yo opinan que clonarlas debe de ser algo terrible que no se merece la pobre Humanidad. Por cierto, ¿le he dicho que duermo con los ojos abiertos? ¿Y que por las mañanas tengo cierta tendencia a la alitosis?