Echad la vista atrás. La Navidad es un anuncio de juguetes seguido de un "me lo pido", las luces de la calle, el ensayo de un villancico con tus compañeros de colegio, la bandeja de dulces, las panderetas del supercién, pedir el aguinaldo en el barrio con tu primo, el paquete de Winston del abuelo Benito, la sopa de mariscos de la abuela Ana, las serpentinas y los petardos en la puerta del colegio, el día de "fugada" (pellas, novillos...) del instituto con sus correspondientes cañas, los pajes de los reyes con aspecto siniestro por la calle reemplazados por papá noeles siniestros años después, los Christmas en clase de inglés, las llamadas de teléfono de los tíos de Madrid, las cartas a los reyes magos, las fotos de rigor con los compañeros de universidad justo después de los primerísimos parciales, las cañas con esos mismos compañeros, las cestas de navidad, las cenas de empresas y sus correspondientes líos de faldas, los propósitos de año nuevo, las listas recopilatorias de lo mejor del año, los árboles hiperrecargados, las bolsas de las manos de la gente por las calles, los belenes decadentes, la vuelta a casa, el echar de menos el hogar, los mensajes navideños a las/os exes, los chistes del portal de Belén, la sensación de que esto no va contigo, los banquetes, la bebida, el gasto, la gratitud, el remordimiento, la incertidumbre, el recuerdo, las alegrías y, ¿por qué no?, los buenos deseos.
Echad la vista atrás. La Navidad es ese fenómeno recurrente que cada año vuelve y que cada año nos atrapa aunque sigamos diciendo que odiamos estas fiestas.
Feliz Navidad a todos!!!
1 comentario:
Me ocurre lo contrario. Por más que intento subirme al carro navideño, cada vez menos consigo meterme dentro.
Y eso que este año hemos puesto a un Bender portador de la Estrella en el Belén. Por eso de acabar con lo trasnochado de lo que habla.
Pero ni por esas.
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