"(...) en Shoah (Claude Lanzmann, 1985), documental con testimonios de víctimas y verdugos del exterminio, no suena una sola nota musical en sus nueve horas de metraje. Mientras que El niño con el pijama de rayas (Mark Herman, 2008) está repleto de crescendos orquestales que nos indican cuándo llorar"
Al leer esto me ha venido a la mente Amenábar. Recuerdo que en Mar adentro me revolvía en la butaca cada vez que se abría el grifo de la lágrima fácil, como si los perros del famoso experimento de Paulov estuvieran conmigo en la sala en lugar de espectadores, cada vez que sonaba un "crescendo orquestal". Cuando intento explicar a cualquiera por qué me pareció ésta una película poco honesta, me siento como Mulder hablando de extraterrestres pero sin pipas.
Pero Amenábar no es el único que recurre a la música para lograr un efecto que confunde al espectador. Cuando un director "capaz" hace eso en una película me siento como el cliente que ve a un dependiente de una reputada tienda vendiendo una burda imitación de un rólex como si fuera un rólex auténtico a una confiada señora mayor. Si lo vende un chino en la calle, no cuela; pero como es una tienda reputada... Y así funciona el mundo de las artes y del espectáculo: orondos "creadores" que tuvieron un acierto viven de las rentas sin trabajar demasiado.
3 comentarios:
'Mar Adentro' es un telefilme. No sé qué le ve la gente a esta peli porque no tiene ná de ná. Además, no me entero de una mierda de lo que dicen.
Y eso es sólo un ejemplo de Amenábar. Afortunadamente no pagué por ver esa peli y tampoco voy a pagar por 'Ágora', película que me niego a ver no sea que el increscendo musical empiece en el minuto uno y acabe en el último de proyección.
Ah, 'Los abrazos rotos' utiliza la misma técnica. Otro puto bodrio (y por esta sí pagué...)
En la facultad nos pusieron dos fragmentos de Shoah, acaso veinte minutos de metraje. Nos dejó bastante impresionados... Algo de música, ni que fuera tipo "hilo musical ascensor", se hubiera agradecido: más que nada porque casi todo fueron momentos de silencio. Así pues: ¿alguien se ha tragado las nueve horas del documental?
Sobre la música de Amenábar no puedo opinar, no me parece un recurso muy mañido, aunque no he visto Mar adentro. En Ágora no tuve la sensación de agobio...
Ya sé que no viene al caso, pero ayer vi Infectados: un peliculón (... con sus defectos, per peliculón).
Saludos,
Jafuda
Sí viene a cuento, Jafuda, que tengo mucho tiempo libre... jejejeje. Tomo nota de la recomendación.
Y bueno, he dicho Amenábar como podía haber dicho cualquiera. No he visto Shoah y reconozco que la música es un elemento más del cine que puede aportar muchísimo a las películas, por ejemplo, respiros en momentos de tensión. El abuso, eso sí, me cansa.
Saludos para usté también.
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