Neil Gaiman es a la literatura inglesa lo que Tim Burton al cine de Hollywood. No me miren así, si se fijan bien son casi de la misma generación. Algo habrá en común... Si The Sandman para los amantes de la novela gráfica es una de las referencias en el género junto a obras del prolífico Alan Moore (From Hell, Watchmen... que además fue, en cierto modo, mentor de Gaiman) o Frank Miller (Sin City), en novela Gaiman maneja ese universo oscuro y prohibido que el mismo Burton nos acerca en sus obras. Lo oscuro y tenebroso no siempre es malo. Bajo esa premisa, El libro del cementerio va de un bebé que tiene que ser criado por los moradores de un cementerio ante el asesinato de sus padres y su hermana a manos de un temible ser llamado "Jack" que amenaza la misma supervivencia del pequeño.
A lo largo de 307 páginas, Gaiman narra la extraña niñez y adolescencia de un niño cuyo universo se circunscribe a cohabitar con fantasmas, espectros y su "guardian" Silas, un misterioso tutor que se haya a medio camino entre la vida y la muerte. La educación de Nobody Owens, "Bod" para los amigos, consistirá en aprender los peligros que se ocultan en el cementerio y el mundo exterior, y en aprender las técnicas que los habitantes del camposanto emplean para conjurarlos. El resultado es una obra fascinante, con acción a raudales y profundas reflexiones sobre la vida y la muerte. Una novela "juvenil" que puede hacer pasar un buen rato a aquellos "adultos" que no tengan prejuicios a la hora de confrontar su niño interior con un texto para "inmaduros" tratado con una soberbia madurez. Si además podéis haceros con una edición ilustrada por Dave McKean, mejor que mejor.
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