martes, 25 de septiembre de 2012

De sangre joven y desmovilización social

América Latina ríe con timbre de niño. Allá dónde mires hay pequeños, en parques y calles jugando, pero también en cruces mendigándose la vida. Latinoamérica es joven.  En sus venas corre la sangre de la esperanza del que aún tiene tanto por vivir, al menos si no la cercenan a temprana edad.

Paraguay también nutre su quehacer diario de esa sangre fresca. Lxs niñxs, un activo a futuro, enarbolan, inconscientes, la bandera de lo que podría ser. En el Lido bar, al abrigo del Panteón de los héroes, lxs hijxs de la miseria, lxs que dieron pausa a la niñez para centrarse en la subsistencia, revoloteaban entre las mesas, pidiendo limpiarte las botas. Infancia como mano de obra barata, ese fenómeno que nos repugna en casa, pero con el que convives fingiendo naturalidad en según qué circunstancias. Y viendo se pregunta uno si de verdad cosiendo balones con un sueldo fijo no estarían mejor... En el Lido bar, un emblema de la restauración, pensaba en esos jóvenes sin futuro y todo ese potencial aplastado en plena germinación. Y pensaba en lxs jóvenes que allá se enfundan una camiseta verde desafiando a las autoridades en solemnes actos, que es lo que tiene la juventud, que da arrojo por inconsciencia, valentía por lejanía con la muerte. Y pensaba en estos de acá, y en por qué no se rebelaban, no se oponían por la fuerza a un sistema fuertemente clasista y con rasgos propios de los sistemas de casta. Una posible explicación se haya en "En busca del hueso perdido", una obra que habla de la resignación atribuida al pueblo paraguayo, que ejemplifica el éxito en la desmovilización tras años de dictadura, que hace entendible que no haya un ruidoso frente común que intente acabar con algunas desigualdades.




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