miércoles, 17 de noviembre de 2010

En el tintero

Recojo una enunciación que el señor Emeshing ha dejado en su blog con el título Las reglas del periodismo de hoy. En su post, Emeshing se hace eco de la traducción al catalán de una lista de 9 principios enunciados por David Schlesinger, editor jefe de Reuters, en un interesante artículo (está en inglés):

1. Conocer la historia no es suficiente.
2. Explicar la historia es sólo el principio.
3. La conversación sobre la historia es tan importante como la historia misma.
4. Cuanto más trates de ser paternalista y autoritario, menos te creerá la gente.
5. Cuanto más cedas el control al público, más gente te respetará.
6. Cuanto más adoptes las nuevas tecnologías como una plataforma, más competitivas serán tus ideas.
7. Cuanto más evites todo el que no sea sin rotro y sin carácter, más podrás organizar tu agenda.
8. Cuanto más quieras ir más allá de la historia, más valor tendrá lo que hacer.
9. Si tienes valor y nadie más lo tiene, entonces la gente te pagará.


Al margen de la importancia o no que estas máximas lanzadas a botepronto puedan tener, me parece más importante la idea central que Schlesinger desarrolla a lo largo de su escrito: que el periodismo está cambiando. Esto, de lo que somos conscientes no solo los periodistas, lleva a tímidos conatos de autocrítica y reflexión desde lugares dispersos de la profesión. Schlesinger habla de un argumento muy recurrente: que "la profesión periodística esta perdiendo tanto su valor como el respeto". Cita el hecho de que la irrupción de las redes sociales ha provocado que la gente recurra a los amigos - reales o virtuales -, en definitiva, a su comunidad, para recibir información, opiniones, respaldo a sus propias creencias o, incluso, iluminación antes que tirar de los medios tradicionales que han perdido mucha credibilidad. En palabras de Schlesinger, "la tecnología ha creado un nuevo concepto de comunidad y ha dado a esa comunidad nuevos poderes para informar y conectar". Hace poco un amigo me confesó que miraba mis notificaciones de facebook y mi blog como fuente de información complementaria. Imagínense el cargo de conciencia. No pude decirle que no estaba preparado para ser un líder de opinión, le hubiera partido el corazón.

El editor jefe de Reuters pone como ejemplo de fracaso periodístico el seguimiento de la crisis financiera por los medios tradicionales. Nuevamente recurro a la cita textual: "Los argumentos sobre si los hechos reales de los orígenes de la crisis financiera habían sido adecuadamente transmitidos al gran público son, en última instancia, irrelevantes. Los hechos estaban ahí. Pero no se contaron de una forma lo suficientemente persuasiva o con la suficiente fuerza como para cambiar el curso de los acontecimientos". Porque, no olvidemos, que el periodismo, en última instancia y hasta hace no mucho buscaba cambiar el curso de los acontecimientos, una potencialidad que le llevó a ser denominado el cuarto poder, justo cuando tenía un impacto tremendo en la vida política de naciones - recordemos el importante papel de diferentes publicaciones en la caída del Antiguo Régimen o en las diversas revoluciones ocurridas en los siglos XIX y XX... todo ello antes de que el poder económico lo fagocitara de forma eficiente, como el pie aplasta la cucaracha. En ese sentido sorprende que ahora,en lugar de agitar, los medios administren determinadas informaciones como si de dosis de prozac se trataran.


Schlesinger también habla de un elemento central en el nuevo periodismo ligado a la tecnología: la complementariedad absoluta que el lector puede otorgar a la información a través del feedback en tiempo real (esto es, los comentarios). Las redes sociales y las publicaciones y emisiones en Internet incorporan el feedback instantaneo, una nueva forma de relación bidireccional con las audiencias. Un ejemplo en boga de esto: las "charlas con..." que las diferentes publicaciones ofrecen por internet, donde el lector se convierte en entrevistador. Los comentarios, esa novedosa aportación de la audiencia al proceso productivo de contenidos por parte de los medios de comunicación. Algunos son auténticas gilipolleces, pero a veces un comentario revela datos más contrastados e interesantes, opiniones mejor formadas que lo que el periodista escribe en el artículo o en la noticia de turno. Eso entraña un peligro. ¿Qué credibilidad va a tener un periodista al que cualquier lector puede dejar en evidencia en tiempo real - siempre y cuando la censura en forma de moderador del foro no esté atenta?

En el caso de la reflexión de Schlesinger, esto también sucede. Uno de sus lectores, photojourno, postea el 16 de Octubre de 2010 a las 5:04 am un comentario que es casi más interesante que el propio artículo (por si queréis consultarlo los que sepáis inglés). La lucidez del mismo sobrepasa con creces el ejercicio intelectual del editor jefe de Reuters, algo que cada vez se ve más en los medios (por diversas razones que podemos entrar a discutir si os parece más adelante). La crítica del comentarista está en la primera línea y expone las miserias del artículo de Schlesinger: "David, aunque estás en lo cierto, ni una sola coma de este artículo tiene valor alguno a la hora de predecir el futuro del periodismo". En efecto, esas 9 máximas con las que se puede comulgar o no, para nada atacan un problema que es mucho más hondo y profundo: el de "la crisis del periodismo". Un problema que no viene de ahora, dura ya unos cuantos años. Como apunta no sin cierta ironía photojourno al final de su comentario: "Quizá sea hora de que leas 'La rebelión de las masas' de Ortega y Gasset. Ese tiempo ha llegado, solo que no ha sido una rebelión, ha sido toda una revolución y nadie se ha dado cuenta porque estaban demasiado ocupados refrescando su página de Facebook". ¡Zas, en toda la boca!


En efecto, la revolución en los medios ha llegado, lo que pasa es que los medios (y lo que es más triste, los periodistas, salvo honrosas excepciones) se han quedado en fuera de juego. La superabundancia de gurús en materia de "nuevo periodismo" (solo hay que abrirse una cuenta de twitter, sondear, y saldrán a patadas) y la ausencia de instituciones legitimas que planteen soluciones (no hay colegios profesionales, las asociaciones de la prensa carecen de los mecanismo y/o la voluntad para ejercer una labor de liderazgo real) no ayudan a los desnortados periodistas que entienden que esto está cambiando pero no aciertan a hacerse cargo de la situación. Oyen "blog" y se abren un blog. Oyen "twitter" y se abren un twitter. A cada acción hay una reacción, pero no una reflexión entre medias y mientras tanto el periodismo como institución sigue perdiendo credibilidad, valor, veracidad, eficacia... a los ojos del ciudadano de a pie. El periodista ha pasado en tiempo récord de ser héroe a sospechoso villano de este serial.

Luego está la cuestionable formación periodística de nuestro país (los buenos periodistas, que haberlos haylos, suelen suplir esto con autodidactismo; desgraciadamente aquí confundimos buen comunicador, buena presencia, periodista con trabajo visible y buen periodista), la falta de control en el número de licenciados - y la aparente "polivalencia" de titulados en otras especialidades cercanas como audiovisuales, publicidad, humanidades... -, el intrusismo profesional propiciado por una falta de colegiamiento - y fomentada por los grandes medios de nuestro país con sus "masteres de periodismo" -, la falta de especialización, la falta de espacios relevantes para el periodismo serio independiente... son solo algunos de los síntomas de un cuadro vírico extremadamente complejo que asola la profesión desde hace algún tiempo. Es sencillo, tiene que ver con lo que los economistas llaman "el poder de la escasez". Si hay muchos periodistas - y si encima están disgregados - es fácil desarticular su influencia. Conozco a muchos compañeros que no paran de quejarse por las condiciones laborales en las que se encuentran, la mayoría de los que trabajan en este mundo en realidad lo hacen, pero conozco aún a más periodistas, entre los que me incluyo, que no les importaría acceder a un puesto de trabajo con esas condiciones porque están sin empleo en la actualidad. ¿Le encuentran la lógica? Ahora sitúense en la piel de un dirigente político o un alto magnate y quizá entiendan por qué cada vez menos se practica el "periodismo de investigación" en este país. Con este bonito ejercicio quizá acaben por aplaudir como yo un sistema que amordaza de forma legal y democrática una de las vías tradicionales de control de la que disponía el propio sistema: el periodismo.

Estos 9 consejos del señor Schlesinger, pues, me temo que son tan útiles como una tirita para tapar una vía de agua que no para de aumentar de tamaño.

2 comentarios:

emeshing dijo...

Sr. Txtetun,
Me alegro que mi modesto post le sirviera para inspirar tan profundo post. Está claro que todo evoluciona a gran velocidad, y el periodismo de la próxima década será muy distinto al de los 90.
Saludos
Emeshing.com

Txetun: dijo...

Señor emeshing, cuando leo eso que dice en su comentario de "su modesto post" me viene a la mente la imagen de las ondas que un pequeño guijarro crea en la superficie del estanque. Como bloggers inconscientes (al menos yo lo soy) no tenemos en cuenta la potencial repercusión que las inocentes líneas que escribimos en cada post pueden llegar a tener en los que las leen. :-D
Un abrazo!!