miércoles, 3 de noviembre de 2010

Road Trip II

(Viene de aquí)

Cuatrocientos cincuenta kilómetros aproximadamente, un poco más de cinco horas, separaban Madrid de su destino. Tiempo suficiente para ponerse al día. Hacía casi cinco años que Liam no veía a su amigo de la infancia. Desde que Kyle se casara con su novia de la universidad. Liam la conoció en la boda. Le pareció una chica simpática. Tampoco tuvo oportunidad de hablar mucho con ella. Vió al bueno de Kyle feliz y eso era lo importante.

- ¿Qué tal la vida en pareja? Si te soy sincero, me sorprende que hayas podido venir sin ninguna pega

- En realidad Cathy es bastante permisiva y bueno, no creo que muchas personas puedan negarse ante algo así, ¿no crees? – Liam recordó que se llamaba Catherine y que tenía los ojos verdes.

- ¿Se lo has contado? Es algo bastante personal… Si estuviera casado y todo eso supongo que lo diría, pero también supongo que no tengo ni idea de lo que estoy hablando… Difícil llegar a un grado de intimidad cuando vives en un continuo carrusel afectivo.

- Bueno, alguien tenía que quedarse a cuidar de los niños. Le expliqué lo que iba a hacer y lo entendió. Me dijo que ya se cobraría un fin de semana con las chicas. Además, es poco tiempo. Tres o cuatro días. Hay viajes con la empresa que duran más. ¿Entonces ya no estás con la chica esa? Parecía maja.

- ¿Con quién? ¿Alba? ¿La chica que llevé a tu boda? No, se cansó de esperar. Estuvimos casi cinco años con idas y venidas. Era una de esas españolas tradicionales. Olvidé ofrecerle un anillo y se buscó a otro. Se casó el mes pasado. Desde entonces, bueno, ya sabes, probando de aquí y allá. Supongo que en el fondo me apetece sentar la cabeza, pero es complicado.

- ¿Seguirás en Europa mucho tiempo? ¿No pueden enviarte de vuelta?

- Sí, con el tiempo lo harán, pero de momento me quieren aquí y yo encantado. Amigo, llevo una vida muy tranquila. He hecho grandes amigos y, bueno, el hecho de no ser estadounidense me abre puertas. A nadie le gustan los engreídos corresponsales yankis.

Aquí desplegó su sonrisa cegando cualquier tipo de prospección ulterior.
- Por cierto, ¿quieres que paremos a comer? Desde que he abrazado estos horarios bárbaros, siempre olvido que la buena gente de Irlanda no come tan tarde.

- Como quieras. Estoy bien. ¿El hecho de venir a España tuvo que ver con lo que le pasó a Sam?

Liam miró entre sorprendido y asustado por la pregunta. Tanta sinceridad le había cogido con la guardia baja. No tuvo tiempo ni de sacar su sonrisa a relucir. Kyle lo miró a los ojos pero Liam no estaba allí, se había encerrado en sí mismo para buscar una respuesta que no conocía. Pararon en un restaurante de carretera. Liam volvió temporalmente.

- Dicen que si en un restaurante de este tipo ves muchos camiones aparcados es sinónimo de que se come barato y bien. - Esta vez la sonrisa sí apareció. – Entremos, ya tendremos tiempo de derrochar más adelante.
Pidieron dos menús por veinte euros. Kyle pensó que era mucha comida. Pidieron también vino. Liam comentó que pasarían cerca de una región con buenos caldos. Kyle objetó sonriente que un buen irlandés se debía a la cerveza y a algún que otro whisky ocasional. Tomaron café sin postre y continuaron con el viaje.

La apacible vida de Kyle y Liam cambió un verano. La época estival siempre había marcado su relación. Se conocieron un verano en Malahide. La familia de Liam se mudó a la casa de al lado. Sam y Kyle pronto lo adoptaron. Desde entonces fueron inseparables. Cuando cumplieron 18, Liam decidió irse a estudiar a EE.UU. Allí tenía familia y había conseguido una beca en una universidad. Kyle se quedaría en Malahide y estudiaría en Dublín y Sam, bueno, Sam había decidido no seguir estudiando. Ese mismo verano empezó a trabajar en un almacén. De hecho llevaba poco tiempo trabajando cuando ocurrió aquello. Kyle no estaba en Irlanda por aquel entonces. Se había ido a Francia a perfeccionar el idioma. Liam y Sam salieron una noche por Dublín, bebieron bastante y Sam acabó ahogándose en el Liffey. Kyle no supo nada hasta que volvió de Calais, tampoco preguntó los detalles. Para entonces Liam estaba con las maletas preparadas. Solo tuvieron tiempo de abrazarse y despedirse. Liam cruzó el charco y Kyle se quedó para empezar un nuevo curso con la sensación de que Sam aparecería de un momento a otro, como si solo hubiera salido de la ciudad unos días.

...(Continuará)

2 comentarios:

La Tremolina dijo...

Está usté lleno de prototipos que, para más INRI, no se adaptan a la realidad (me refiero al trasfondo de los primeros párrafos, no a su calidá y cualidá literaria)

Txetun: dijo...

Ya lo sé. Créame que soy mi mayor crítico y estoy del todo de acuerdo. Esta sarta de prototipicos (e inverosímiles) personajes, acartonados y nada naturales, fue compuesta para un certamen literario improvisado a la carrera que, evidentemente, no me llevé de calle. A riesgo de pudrirse en cualquier cluster de la memoria del ordenador, lo publico, en un sano ejercicio de autocomplacencia y para confrontarlo con las masas. Críticas como la suya - muy constructiva - harán mejores textos en el futuro.

:-)