Estos tres conceptos ilustran la frenética actividad de la conciencia los últimos días de cada año. Un ejercicio de autocomplaciencia dirigido a significar lo que es insignificante, más aún si recurrimos al recurso de comparar nuestra vida con el grueso de la evolución humana. En esa inmodesta labor uno echa la vista atrás muy rápido, coge los puntos álgidos y los bajones pronunciados, los yuxtapone mentalmente y etiqueta el año como los vinos... bueno, con un léxico más pobre que el que aparece en las etiquetas de los vinos. 1999 fue el recopetín. 2002 fue un poco bajona. 2005 no estuvo mal...
Una cosa no muy diferente son las listas, de cualquier cosa. Simplificar 365 días en 12 cosas puede ser muy gratificante, pero también agotador. La densa fluidez de eventos, reacciones, sentimientos, sensaciones... reducidas a un esquema mental, profundamente evocador para uno, puede resultar insulso, críptico y desabrido para la gran mayoría. Tenía precisamente guardadas una lista para este blog sacada de la fuente inagotable de inspiración a la que recurro para la mayoría de chorradas que acaban apareciendo por aquí. La lista de los mejores videoclips del año. No está mal la lista. Hay también listas de las mejores fotografías (en 3 partes: aquí la 2 y aquí la 3), de los momentos más importantes, de las canciones que han marcado la peregrinación por el 2009 para algunos ilustres peregrinos. La elaboración de listas y dossieres varios resumiendo el año es de una utilidad impresionante para periódicos, revistas y programas informativos en una época especialmente débil en actualidad (porque los trabajadores pillan vacaciones y por esa regla no escrita que hace que en estas fechas las noticias pierdan virulencia, que hasta la mayoría de conflictos desaparecen de las pantallas, oiga).
Lo de los buenos propósitos es otro cantar. Entronca con la (estúpida) idea de redención. Para ser justos, a veces estos propósitos acaban cumpliéndose, pero hace falta mucho más que albergar un tenue deseo de cambio para lograr algo. Voluntad, tesón, trabajo... partes que solemos olvidar cuando nos afanamos en hacernos un poco mejor (al menos de puertas para afuera).
Al 2009 lo voy a etiquetar con un epíteto impreso en mayúsculas: DECEPCIÓN. Nada nuevo. Hace años que sé que la vida no es como nos la vendían de chicos. Que la injusticia es un patrimonio cultural irrenunciable para los que dictan las normas. Que la corrupción es un sistema institucionalizado en las sociedades modernas. Que términos como "compromiso", "valía", "formación", "empeño", "profesionalidad" son invisibles frente a realidades como "enchufe", "adulación" o "mentiras". Que nociones como "fantasía", "sueños" o "esperanzas" van perdiendo valor en nuestra vidas, mientras conceptos como "bienes", "sueldo", "posesiones" y demás ganan enteros y lo acaban magnificando todo, volviéndolo demasiado importante, tan importante que no admite ni siquiera bromas. Mea culpa, que siempre esperé mucho de casi todo y que siempre creí que casi todo puede tomarse a guasa.
Llegará 2010, la vida tomará (espero) giros insospechados, las aventuras se irán sucediendo y lo que ahora es gris mañana puede ser azul claro casi blanco. Llegará 2010 y se acabarán estos días de fiesta y la gente volverá a sus vidas y yo volveré a refugiarme en mi mundo interior y será el primer regalo de 2010. Por eso, quizá, siempre empiezo el año con esperanza, porque después de la tempestad llega la calma y es en la calma cuándo uno empieza a pensar con claridad.
¡¡¡Feliz 2010!!! (y ahorraos las mierdas positivistas porque sobran. Ya avisé de que a mí tanto comer, tanto beber y tanto dulce acaba por empacharme y sentarme mal) :-P
4 comentarios:
ME maravilla lo mucho que es capaz de pensar usté mientras trata de no ahogarse con una simple uva.
Y lo claro que tiene lo que ha pasado en cada momento. ¿No le asoman las dudas al cerebelo en forma de "y esta foto no será del año pasao?"
Lo de las uvas está dominado, una vez que descubrí que es más fácil aplastar la semillita de dentro con las muelas que andar preocupándose por si me atragantaría con ellas.
En cuanto a la segunda reflexión, por suerte o por desgracia y sin llegar a la borgiana capacidad de Ireneo Funes, tengo buena memoria y un pasado recalcitrante en "Lollypop world". Es complicao equivocar de fecha las instantáneas.
No sé qué es Lollypop world. Dicho esto, imagínese.
Con que sepa quién es Ireneo Funes y Borges, me vale. "Lollypop World" es el equivalente anglosajón al "Mundo de Piruletas", vamos anglosajonado, porque desconozco si la expresión existe en la lengua de Shakespeare.
Y es que a veces, traductora, la traducción palabra por palabra es la que vale.
A las güenas seña Tremo
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