Cuando vivía en Toronto, en el planta inferior de nuestra oficina había una compañía de importaciones monstruosa llamada The Food Company. Gracias al tratado de libre comercio y a los diferentes acuerdos económicos que Canadá tiene suscritos con países de centroamérica, en esa planta trabajaban (y supongo que siguen trabajando) muchos hispanohablantes. Una trabajadora de la citada compañía, originaria de la República Dominicana, nos tenía fichados a mi compañero JC y a mí y siempre que nos veía nos soltaba la chapa sobre que nuestros antepasados habían ido a latinoamérica a esquilmar los recursos y bla, bla. A la tipa no le faltaba razón, supongo, pero coño, que bastante tiene uno con lo suyo como para cargar, encima, con lo de sus antepasados que, para colmo, seguro que eran los primos hermanos de los suyos. Sin entrar a valorar la parte de culpa que los distintos gobiernos alejados ya del colonialismo español y su particular forma de entender el gobierno (esto es, llenándose los bolsillos) tienen en la situación actual de muchos países de latinoamérica, cada vez que veía a la mujer esa me mordía la lengua por respeto y educación; además la vieja solo lo hacía por joder, sin acritud de por medio, lo cual representa un fin muy loable.
Esa imagen que acabo de describir saltó ayer en mi cabeza mientras contemplaba como la tipa me usurpaba el segundo puesto en la nueva cola merced a una supervelocidad quizá desarrollada gracias a las virtudes del mestizaje. Al mismo tiempo, mi Walter Sobchak personal se aparecía en el hombro y me increpaba para que dijera algo a esa "pobre mujer". Las palabras que Walter dictaba a mi conciencia eran las siguientes: "Estos INMIGRANTES no paran de decirnos que cuando fuimos allá masacramos a los indígenas de las tierras, les robamos sus riquezas... ¿Les echamos nosotros en cara que ellos vienen a nuestro país para colarse en nuestras narices?". En lugar de saltar, saqué al pacifista que llevo dentro, conté los artículos que llevaba la "pobre mujer" y me callé la boca. Total, no tenía prisa.
"Nota.- Walter, no puedes hacer eso. Esos tíos son como yo, son pacifistas. Smokey fue objetor de conciencia.
Walter.- ¿Sabes, Nota? A mi también me tentó el pacifismo. No en Vietnam, por supuesto.
Nota.- Y además, Smokey tiene problemas mentales.
Walter.- Quieres decir... ¿aparte del pacifismo? No sabía yo eso"
1 comentario:
Mal. Muy mal. Probablemente la tipa no se acordaba de tus antepasados para nada. Ni de los suyos.
La tía le echó jeta (o costumbre) y punto.
(Yo es que lo lametno pero lo del melting pot ya me pilla trasnochao)
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