martes, 15 de septiembre de 2009

De Anime, Naruto y desidia

La afición por el anime viene de lejos. Por cuestiones regionales, nunca vi Bola de Dragón de Akira Toriyama, que es lo que recordáis muchos, pero sí vi Caballeros del Zodiaco y Campeones, además de otras series que salpimentaban las mañanas y las tardes de antena tres y telecinco (un amigo del colegio, Pável, solía madrugar para ver Ranma 1/2, otro que tiene buena parte de culpa que yo sea como soy; y es que hubo un tiempo en que el actual "horario de máxima protección infantil" estaba poblado de programas infantiles pese a no existir esa nomenclatura). Mucho antes de eso mi padre alquiló alguna película de Mazinger Z y aún recuerdo el impacto que Bioman causó en mi ya de por sí influenciable personalidad cuando niño - podría analizar también la influencia que Humor amarillo tuvo en todo esto, pero mejor no hablemos, no digamos...). Películas como Spriggam, Blood, el último Vampiro, las geniales pelis de Miyazaki (sobretodo la deliciosa Sen to Chihiro no Kamikakushi o, hablando en román paladino, El viaje de Chihiro), Steamboy o Gosht int he Shells, son ejemplos durante los últimos días de mi adolescencia y los primeros de la juventud que no hicieron sino reafirmar unos gustos cuya semilla había sido plantada en la infancia, de eso no me cabe duda.



Recuerdo también estar muy enganchado a Reena y Gaudi (Slayers en el resto del mundo) en la sobremesa de primero de carrera y también trasnochar para ver esporádicamente capítulos de City Hunter y de las Aventuras de Lupin en la madrugada (series que me tragaba junto con la mítica serie American Gothic, producida por Sam Raimi).



La última serie que me ha enganchado ha sido Naruto, una de las series anime más populares actualmente con toda probabilidad. Naruto narra el camino de un joven aspirante a Ninja en una aldea que se ha criado huérfano y víctima del odio de su pueblo porque en su interior se encuentra un demonio de nueve colas que en su día destrozó la aldea. En su camino hará amigos y todas esas cosas tan bonitas que les pasan a los héroes de los anime.

La primera vez que entré en contacto con esta serie fue estando en Toronto, un día haciendo zapping empecé a verla y me quedé enganchado... el problema es que allí la ví comenzada, así que no fué hasta que un día hablando con el buen amigo Borja de la TT se me escaparía que era fans de Naruto Uzumaki y ahí comenzó el principio de una gran amistad - corrígeme, Borja-sama, si me equivoco al decir que fue a raíz de que te compraras Akira en la FNAC. Borja-kun me pasó todos los capítulos de Naruto y así empezaron esos grandes maratones cada noche antes de dormir en Toledo - una oferta de ocio innegable dada la pobre televisión actual y la falta de ordenador que tenía. Tan enganchado quedé que, a pesar de las críticas negativas, insistí en ver Naruto:Shippuden, la continación de la saga anterior, con tanto éxito que piqué a Borja, que había perdido su fe en Naruto, para que retomara la saga.



Ahora, con tan poco que hacer, he vuelto con ganas a ver Shippuden. Cada noche me veo entre 4 y 5 capítulos. Voy por el 94 (que ya es decir) y, por lo pronto, todavía no me he cansado. Lo hago con el fanático deseo de seguir viendo a Naruto evolucionar y con la confianza algo mermada en que acabe consiguiendo el objetivo que guía el argumento desde los capítulos finales del Naruto original, pero también con el miedo de que, por culpa de los vicios típicos del anime japonés (que extienden los momentos de tensión hasta que se vuelven tedio puro) un día diga "a tomar por culo" y me ponga a otra cosa.

Ya para terminar una recomendación para los que le va este rollo y aún no la hayan visto: "Death Note". Son pocos capítulos, el argumento está chulo, el anime está bien dibujado y los personajes son deliciosos (ya el principio del primer capítulo engancha tanto que no lo puedes dejar). Por mi parte tengo en mente Evangelion y echarle un vistazo a Bleach... y quizá ver desde el principio Ranma 1/2 que es una serie de la que tengo buenos recuerdos pero que no pude seguir porque, como dice la canción, "nunca estoy tan cansado como cuando me levanto por las mañanas". Hasta la siguiente, :-)

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