miércoles, 30 de septiembre de 2009

Nos quedamos sin plan "B"

Realmente me gustaba mucho ese curso. Veía una especie de filantrópica huida adelante en él. Serviría para dar una nueva dimensión a mi carrera laboral y, de paso, mantenerme ocupado cuando más invulnerable se muestra la maldita inactividad. Será por eso que en cuanto eché un vistazo al listado de admitidos y a la lista de espera, me apené y cabreé a partes iguales. Realmente quería hacer ese curso de Experto universitario en cooperación al desarrollo.

Tras el plan "A", consistente en hacer un master para capear el personal y completar la formación, inviable dados los recursos económicos de que dispongo y la incapacidad de acceder a alguna beca por diversas circunstancias; ahora falla el plan "B". ¿Y ahora qué? Eso tendré que resolverlo en un nuevo escorzo de improvisación cuando acabe de digerir la mescolanza agridulce que todavía ando rumiando. Lo más frustante, que aún no sé el por qué de que no esté ni entre los 30 primeros de la lista en espera (no ya de los 30 elegidos para hacer el curso). Me gustaría saber los criterios, el baremo, la puntuación... Es como cuando alguien te deja y los típicos "te quiero pero ya no estoy enamorado" o "es que ya no es lo que era" no te satisfacen y elucubras teoría macabras. Casos así engrosan la lista de los adscritos a la "Teoría de la conspiración". El hombre no llegó a la luna, EE.UU estaba detrás del 11-S y yo no he entrado en ese curso por los teje-manejes de los altos cargos de la Agencia de Cooperación de la Junta de Extremadura. Malditos todos. Realmente me gustaba ese curso.



Es lo que tiene que la hermana de la Leti le diera por meterse a eso de la cooperación, que ahora está de moda. Miles y miles de jóvenes españoles se apuntan a esto como los mayores se apuntan a los viajes del Imserso - no me tengan en cuenta, hablo desde el despecho...

Evidentemente, no todos los que meten la cabeza en eso de la cooperación lo hacen con la idea de viajar por la patilla. Algunos están comprometidos en realidad. Quiero pensar que los que al final hagan el curso y estén un mes en Nicaragua haciendo prácticas sobre el terreno no son de los de "viaje gratis, unas fotos y a contar la experiencia a los coleguis para hacerme el solidario y molar más". Por desgracia, me temo que esos serán mayoría, haga los ejercicios mentales que haga para sobreponerme a esta gran pérdida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que la pregunta ¿y ahora qué? Es la que más veces suena en la mente de muchos últimamente. Si te sirve de consuelo hoy en día la formación puede ser una salvación, aunque ahora sea sólo el privilegio de unos pocos. Y lo de que no te cogieran en el curso, tranquilo “tú si que vales”. Lo que pasa es que todos los miembros de tribunales, jurados y demás personal de selección, tienen la estúpida idea de que los parados se agarran a un clavo ardiendo, sin vocación ni motivación. Eso sí su tarea debe ser complicada, a ver quien es el listo que decido teniendo 200 solicitudes para 30 plazas.

Anónimo dijo...

Recuerdo cuando me planteé ... y ahora qué? ... transcurridos más de 20 años, me la sigo haciendo. Magro consuelo,lo sé, pero es mí manera de darle ánimos.

Si tuviera Usted apellidos unidos por un guión, una preposición o pestilencia de rancio abolengo, no estaría haciéndose esa pregunta .. en la AECI saben muchoooo de eso y en Comunidades será igual.

Y si, es cierto es un mundo de vanidades e imbéciles (la generalización, nunca ha sido más justa); uno, una vez se "ufanaba" incluso de beber agua del pozo como los lugareños, eso era muy "in,al igual que vestir etc..como ellos", a lo que una amiga del lugar me comentaba: "ese es imbécil, nosotros lo hacemos porque no tenemos otra alternativa". De mí experiencia, sólo he conocido una gran labor a través de una Ong (abominable término) de arquitectos. El resto pura vanidad, hipocresia y poca o ninguna eficacia. Con ser tan denostados, los fondos al desarrollo ejecutados por empresas eran más útiles y generaban más economías de escala y que diablos! la "ética del beneficio" de las empresas no te lleva a engaño ... perdón por haber escrito un blog dentro del blog, pero tantos espíritus hipócritas de hombres buenos me cabrearon y siguen cabreando, es decir: me encabronan.

Siempre suyo, Maese

Txetun: dijo...

Anónimo nº 1, me ha encantado la reflexión sobre los miembros de tribunales, jurados y demás acerca de los parados. Supongo que en parte es cierto, aunque no sea este el caso.

Maese anónimo nº 2, y yo que pensaba que tenía prejuicios con respecto a los "cooperantes"... jejeje. Afortunadamente conocía alguna ONG más que hacía una buena labor, pero lo que cuenta, me suena.

Un abrazo a ambos.